El coronavirus todavía no llega a la Antártida, pero los científicos advierten: ningún continente es inmune

Mientras el COVID-19 ya ha causado más de 462.000 contagios y más de 21.000 muertos en 187 países del mundo, hay un continente que aún no ha confirmado un caso del nuevo virus: la Antártida, un lugar de hielo estéril, donde el frío y la oscuridad del invierno se están acercando rápidamente.Allí las duras condiciones climáticas y un habitual estricto control de entrada, hacen difícil -aunque no imposible- contraer el virus que tiene en vilo al mundo.La población del continente es más alta durante el verano antártico, de octubre a febrero. La llegada del otoño implica una disminución en la afluencia de personas. Y en invierno, durante el cual el continente cae en la oscuridad y las temperaturas caen en picado, el aislamiento se vuelve naturalmente obligatorio, por lo que los investigadores tendrán que pasar semanas sin poder ser extraídos por sus respectivos países.Pero si bien todo esto suena como un escenario ideal para salir bien librado de la pandemia, lo cierto es que la Antártida sería el peor lugar para enfermarse , reporta The Washington Post, que recoge testimonios de varios científicos en el polo sur del planeta.Un brote de coronavirus podría complicar las cosas en las bases de investigación, donde cuentan con un solo médico en invierno para tratar cualquier afección. En caso de llegar a un nivel crítico de salud, trasladar a la persona a un hospital sería casi imposible por las condiciones climáticas.Según Jeff Ayton, director médico de la División Antártica Australiana, las instalaciones no cuentan con enfermeras u otros profesionales de salud capacitados para tratar un brote de coronavirus. Todos los que llegan a la Antártica tienen que cumplir con protocolos de aislamiento y pruebas, en donde el médico revisa que no tenga síntomas de COVID-19, aunque sin hacerles un examen a fondo para descartar el virus.A pesar de los cuidados que existen, Ayton comenta que ningún continente es inmune al coronavirus , por lo que podría surgir un caso más adelante. Otro factor de riesgo es la presencia de investigadores provenientes de regiones con alto número de infectados, como Italia o Estados Unidos.En los últimos meses, unas 4.000 personas de todo el mundo han visto desde la Antártida cómo la pandemia de coronavirus, que comenzó en Wuhan, China, se extendió por todo el mundo, llegando a todos los rincones más al sur."Será mejor que te quedes allí, estás más seguro allí", le dijeron sus colegas por WhatsApp a Alberto Della Rovere, líder de la 35ª expedición italiana a la Antártida.Por ahora, parecen tener razón. Incluso en tiempos normales, solo un número limitado de personas pueden entrar y salir de la Antártida, y los trabajadores médicos examinan los signos de influenza y otras enfermedades antes de la llegada."En este momento, este, la Antártida, es el lugar más seguro del mundo", dijo Della Rovere. "No hay contactos externos y estamos lejos de cualquier acuerdo".Es poco probable que las personas estacionadas en la Antártida contraigan el virus, pero correrían un gran riesgo si lo hicieran. Si bien la mayoría de las bases podrían manejar un solo caso de una infección respiratoria grave, tendrían dificultades para contener una que se propague tan rápidamente como el coronavirus. Y no hay forma de garantizar que eventualmente no se extienda a los extremos de la Tierra.Veintiocho países tienen estaciones de investigación en la Antártida. La más grande es la estación McMurdo, una base de investigación estadounidense en el borde de la plataforma de hielo Ross, que puede apoyar a más de 1000 residentes, la mayoría de los cuales se quedan durante una o dos temporadas para realizar investigaciones científicas."No hay mejor cuarentena y aislamiento que la estación Neumayer", señala Tim Heitland, coordinador médico del programa antártico de Alemania, de la estación donde se desempeñó como médico y comandante de la base en 2017.A medida que el coronavirus se propaga exponencialmente en el resto del mundo, los problemas de salud en las bases antárticas siguen siendo principalmente mundanos. "Aquí es mucho más de lo habitual", dijo Mike Brian, líder de la estación en la base de investigación británica Rothera. El uso de desinfectante para manos ha aumentado, dijo. Si bien el riesgo puede parecer remoto por ahora, evitar que el continente obtenga su primer caso de coronavirus es una prioridad para los países con bases allí. "He estado involucrado en las actividades antárticas desde 1988, y en mi recuerdo personal, no puedo pensar en nada que tenga esta naturaleza global y desafiante al respecto", dijo Michelle Rogan-Finnemore, secretaria ejecutiva del Consejo de Gerentes de Programas Antárticos Nacionales, o COMNAP.La asociación, formada en 1988, ofrece coordinación entre los diversos programas antárticos nacionales. Ha desempeñado un papel destacado al asesorar a los gobiernos y compartir las mejores prácticas durante la pandemia de coronavirus, publicando una guía confidencial el 16 de marzo.Dada la cercanía y el aislamiento en las estaciones, las enfermedades infecciosas siempre son motivo de preocupación. "Sería realmente malo contraer el virus de la influenza, eso realmente haría que la vida no fuera fácil", mencionó Heitland, "o si tuviera un caso grave de diarrea en una estación, entonces necesitaría abastecerse de papel higiénico".“Es similar a vivir en la luna o camino a Marte. No podemos sacar a estas personas ”, explicó Ayton. "No podemos hacer una evacuación médica desde nuestras estaciones de australianos hasta por nueve meses" del año.Australia y Alemania confirmaron que tenían respiradores en sus estaciones, pero los programas antárticos británico y estadounidense no respondieron preguntas sobre respiradores en entrevistas. Rogan-Finnemore dijo que COMNAP había aconsejado a los gobiernos nacionales que se aseguraran de tener suficiente oxígeno para tratar una infección respiratoria como el covid-19. Los oficiales médicos en la Antártida tienen muchas razones para preocuparse. "Si tiene un agente infeccioso en un sitio remoto con instalaciones médicas austeras, abrumará a un solo médico", dijo Ayton. "No tenemos enfermeras adicionales u otros profesionales de la salud capacitados".Pero las variaciones en las prácticas entre estaciones han generado alarmas. "En cualquier lugar hay un punto de entrada al continente desde un programa (nacional) donde hay altas tasas de casos, ya sea Estados Unidos, Francia o Italia, o donde sea, no se puede garantizar nada", dijo Ayton.Hasta ahora, sin embargo, la exposición más cercana al coronavirus que alguien en la Antártida parece haber tenido es leerlo desde lejos. Las estaciones están aisladas, pero los teléfonos satelitales e Internet facilitan mantenerse al día con el caos que se está desarrollando en casa."Hay un gran espectro entre las personas con las que he hablado", señaló Mike Brian sobre la atmósfera en la base británica Rothera. "Algunas personas opinan que les gustaría estar en casa pronto para estar con amigos y familiares, otras personas opinan que les gustaría sentarse aquí".Della Rovere, de Italia, dijo que aunque sus colegas habían bromeado que deberían quedarse en la Antártida, nadie se lo tomó en serio. "Los que tienen familia, los que tienen hijos, están bastante preocupados". La expedición de verano que lidera Della Rovere regresa a Italia. Alberto Della Rovere, líder de la 35ª expedición italiana a la Antártida. El grupo viaja en un barco surcoreano a Nueva Zelanda, donde se le ha otorgado una exención de cuarentenas obligatorias para los visitantes. No llegarán a Nueva Zelanda hasta el 9 de abril, y no está claro cómo volverán a Italia, ya que sus vuelos han sido cancelados.Heitland, que ha pasado 14 meses en la estación de Neumayer pero está trabajando desde su casa en Bremerhaven, Alemania, debido al brote, dijo que pasar un invierno en la Antártida cambia la forma en que piensas en lo que conocemos como responsabilidad mutua."Aprendes lo que realmente es importante en la vida", dijo. “Realmente llegas a saber que no se trata solo de consumir cosas, tener lo más nuevo que sea. Se trata mucho más de ser un buen equipo, comunicarse y cuidarse mutuamente”. (I)

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