Mermelada de zapallo, pan de pinllo, tejidos de Salasaca, utensilios de totora, papas con cuy, queso de aguacate de Picaihua, bordados de Pilahuín, mama cuchara de madera de Santa Rosa, productos orgánicos y la oferta turística de Tungurahua fueron parte de la feria que se realizó el 14 de febrero en el polideportivo Iván Vallejo y en la que participaron 44 parroquias rurales de la provincia.

La feria se realizó con motivo de la celebración de la 69.ª edición de la Fiesta de la Fruta y de las Flores. Neida Vásconez, directora ejecutiva del Comité Permanente de las festividades ambateñas, dijo que además de destacar el espíritu de la producción y de emprendimiento, con los 120 expositores se busca incentivar el desarrollo de alimentos sanos como lo consumían los ancestros.

Emilia Proaño, de la parroquia Montalvo, puso en exhibición (entre otros productos) la mermelada de zapallo con maracuyá y el dulce de leche con quinua o amaranto.

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“A lo que produce nuestra tierra le damos valor agregado porque queremos retomar el consumo de lo ancestral, para que los niños y jóvenes no se olviden de la forma como se alimentaban nuestros antepasados. Por eso tenemos estas combinaciones un poco peculiares que atraen a la gente, pero que son muy saludables por los nutrientes y vitaminas que tienen”, aseveró Proaño.

Isabel Bonilla, que presentó el tradicional pan de Pinllo elaborado en horno de leña, señaló que lo producen en su familia desde hace más de 130 años, y que los conocimientos han pasado de generación en generación y aspira a que continúen.

María Punina, de la comunidad de Yatzaputzán de Pilahuín, dijo que forma parte de la organización (son 23 mujeres) que elabora los tradicionales bordados de las blusas y las shigras (especie de bolsos) que utilizan las mujeres indígenas.

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“Continuamos con lo que nuestras madres y abuelas nos enseñaron para llevar nuestra vestimenta autóctona”, indicó Punina.(I)