La prueba Ser Bachiller, instrumento de evaluación que sirve como parte de la nota de graduación  y para postularse a un cupo en la universidad pública, tendrá un nuevo modelo a partir de enero del 2020, y uno de los principales motivos para el cambio es que a los estudiantes se los seguía evaluando según los estándares educativos del 2012, mientras se estaban formando con los del 2016. “No se entró a un proceso de actualización y eso se reflejaba en que los estudiantes decían que se les estaba evaluando con cosas que no veían en las aulas”, reconoce Edwin Palma, director del Ineval (Instituto Nacional de Evaluación Educativa).

Otro elemento clave para el cambio, dice Palma,  es que se cumpla con el principio de equidad y garantizar mejores oportunidades para las personas con menos recursos económicos. “Eso tiene que ver fundamentalmente con tratar de enfrentar el hecho de que les vaya mejor a quienes tienen los recursos para hacer cursos de nivelación y que se traduce en la proliferación de academias particulares. La idea es que todos tengan las mismas oportunidades y que no se sometan a un examen con la ventaja dada porque tuve los recursos económicos para hacer un curso de nivelación”, sostiene Palma.

Con esas consideraciones, se actualiza la evaluación al currículo vigente; de 160 preguntas tendrá ahora 120, y de cinco dominios pasará a cuatro: Matemáticas, Lenguaje, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales; se elimina el dominio Abstracto como un campo separado y “ahora estará presente en todos los dominios como eje transversal”, explica Palma.

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La evaluación Ser Bachiller se realiza desde 2014 y desde 2017 se unificó con la evaluación ENES, que había surgido en el 2012 para acceder a un cupo en la educación superior pública.

Palma indica que  el cambio obedece a un proceso que empezó hace un año con un diagnóstico con los actores claves que son los estudiantes que rinden la prueba y padres de familia. “De ahí salieron elementos  que se ponen  en concordancia con el trabajo que se había realizado también alrededor del examen con universidades, institutos técnicos y  tecnológicos, organizaciones de la sociedad civil y se llegó a conclusiones”, dice el director del Ineval.

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Luego, todos los elementos recogidos se decantaron en una articulación técnica-científica entre el Ineval, Ministerio de Educación y la Senescyt (Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación), que dio como resultado el nuevo modelo de la evaluación.

Otro cambio en el Ser Bachiller es que se aplicarán tres evaluaciones diferentes para cada tipo de bachillerato: general unificado, técnico e intercultural bilingüe.

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Desde la primera semana de diciembre estará disponible un simulador del nuevo examen, “que les va a permitir a los jóvenes tener una idea de cómo va a ser la evaluación, de cómo van a estar redactadas las preguntas, con la ventaja de que cuando lo terminen les arroja la hoja con las aciertos y desaciertos y también le entrega una retroalimentación  con las respuestas correctas”, explica Palma.

Dos fines de la nueva prueba Ser Bachiller

La prueba tiene dos fines: evaluar los niveles de logro mínimo que los chicos deben tener al culminar el bachillerato, y  el otro es evaluar las aptitudes, destrezas y habilidades de cara al acceso a la de educación superior.

“Son dos fines diferentes, pero el objetivo es juntarlos y que tengamos  hoy un instrumento de evaluación que permita responder de forma positiva a esos dos fines”, sostiene Palma.

En el proceso de cambio ha sido muy importante lo que las instituciones de educación superior (IES) requieren, asegura el director del Ineval. “Alrededor de las IES se formaron mesas de diálogo que se agruparon por campos de conocimiento, y cada una iba estableciendo  cuáles eran las cosas que querían que se evalúe en los jóvenes”, indica.

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Según el vicerrector Académico de la Espol, Paúl Herrera, quien participó en el proceso, “el perfil de ingreso de un aspirante a la universidad debería contemplar tres componentes: el primero son las habilidades de lectura comprensiva, comunicación, pensamiento crítico y capacidad de autoaprender. El segundo son los conocimientos básicos acordes con el campo de conocimiento de la carrera. Por ejemplo, en el campo de las ingenierías se requiere que sepan matemática, física y química. Pero hay un tercer factor que puede ser determinante y se relaciona con las ganas de estudiar, de superarse”.

¿Considera que el examen Ser Bachiller acerca al joven al perfil que quieren las universidades? “Creemos que habrá una mejora. Las IES tienen sus propias particularidades y exigencias en el perfil de ingreso por cada carrera, que no pueden ser evaluadas en una sola prueba. Mucho peor si el resultado final era una sola nota final. Entendemos que la nueva prueba Ser Bachiller introduce un cambio en la forma de valoración, que ahora será detallada por secciones del examen. Así, por ejemplo, las universidades podremos conocer la nota del estudiante en la sección de matemáticas o física, lo cual es muy útil si el estudiante piensa seguir una carrera en el campo de la ingeniería. En el campo de las artes, se requieren habilidades para estructuración de pensamientos, creatividad y comunicación. No obstante, la prueba Ser Bachiller no deja de ser una prueba estandarizada que mide conocimientos y habilidades básicas, y no mide aspectos más específicos que una carrera puede demandar”, responde. (I)