Amorfinos, chigualos, contrapuntos, recitaciones, coplas y música como corridos, pasodobles y pasillos, acompañamiento de requintos y guitarras en vivo, fueron parte de las tradiciones montuvias que se expusieron en la comunidad Santa Clara de la parroquia San Isidro, en el cantón Sucre.

Ahí se realizó, el 12, la segunda edición del denominado Festival de la Cultura Montuvia, que promueve la recuperación de la identidad campesina de Manabí. En la cita participaron 35 grupos de danza de unas 20 comunidades de la zona.

Juan Ramón Etcheverría, párroco de la iglesia Virgen de las Nieves y organizador del festival, contó que en este encuentro se exhibieron los resultados de las escuelas de danza y de teatro montuvio que tienen sus sedes en la comunidad Piquigua y en San Isidro.

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Los participantes de las escuelas son de diversas edades y comunidades. Ellos llevan once meses aprendiendo parte del folclore y de las tradiciones.

Y por eso, los moradores fueron los artistas principales del festival. Ellos se organizaron con tiempo y utilizaron la ropa adecuada y los accesorios característicos del montuvio manabita. Con esto rindieron homenaje a la cultura montuvia que se mantiene viva en Manabí, agregó Etcheverría.

Lilia Villacís, docente de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), extensión Bahía de Caráquez, dijo que fue una experiencia muy buena, porque el festival expuso una perspectiva amplia del rescate de la cultura montuvia.

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“Nos hemos integrado como universidad al trabajo que se realiza y estamos vinculándonos con la comunidad, para llevarla a las aulas y que sean los estudiantes los que ejecuten proyectos en favor de la comunidad para que no pierdan sus raíces”, aseguró la docente.

La jornada incluyó la exhibición, en estands, de diversos artículos utilizados en su momento por los manabitas. También se mostraron los objetos que utilizaban las acémilas y una variedad de artesanías.

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En la cita se resaltaron también los productos comestibles que se preparaban décadas atrás en la campiña manabita, como el llamado pan seco (de maíz), la torta de yuca, de maduro, la chicha, el borroque, chucula, los dulces y el café pasado en filtro. Algunas familias aún mantienen la elaboración de estos productos, con recetas heredadas de sus ancestros.

Rommy Cueva Doumet, de Chone, con raíces de San Isidro, señaló que quienes tienen conciencia de su herencia montuvia saben que este acontecimiento fue importante porque es una especie de homenaje a los antepasados, quienes les traspasaron sus costumbres.

Para ella, este proyecto ha permitido unir a la comunidad de Piquigua. (F)