Un buen trago de aguardiente para ‘templar’ el frío de la mañana marcó el inicio de la jornada para algunas delegaciones que participaron en el desfile del chagra, por los 168 años de cantonización de Píllaro.

Unos 30 grupos provenientes de comunidades, barrios y parroquias de Píllaro, así como la del municipio de Mejía, provincia de Pichincha, estuvieron en el encuentro.

Antes de las 09:00 del sábado 13, las bandas del cabildo local y de la del Señor del Consuelo de Pinllo matizaban el ambiente de alegría, con pasacalles y pasos dobles. También hubo el estruendo de voladores.

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La chagra bonita, jinetes adultos y niños, así como las mujeres que al igual que los hombres vistieron zamarro, botas, poncho, bufanda, cabresto y sombrero, formaron parte de cada delegación. “La mujer tiene que estar vestida con lo necesario para protegerse de la lluvia y del frío, pero ante todo con su lazo tiene que ser capaz de seguir al ganado bravo”, manifestó Lizbeth Ruiz, chagra bonita de Santa Rita.

Ella aseguró que para conservar la tradición conformaron un grupo de niños y jóvenes para aprender todo de lo que es el trabajo en el campo.

César Romero dijo que es un orgullo que los llamen chagras, que los caracteriza sus prendas y el coraje al momento de su faena en el campo, pese a la adversidad climática. Señaló que enseñan la labor a hijos y nietos para preservar la tradición.

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Magaly Álvarez acompañó a su hijo de 4 años en su primera monta del caballo en público. Manifestó que desde muy pequeños les enseñan además a enlazar animales, como lo hacían sus ancestros.

Nora Constante, del barrio La Merced, aseguró que el desfile del chagra permitía evidenciar la cultura del hombre del páramo, y opinó que en la actualidad tanto la mujer como el hombre chacarero desempeñan el mismo rol. “Con esto estamos resaltando nuestras raíces e identidad”, dijo.

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Francisco Yanchatipán, alcalde de Píllaro, prometió apoyo para este tipo de actividades, de realce a las tradiciones. (F)