Desde la Base Aérea de Manta la flota de aviones Super Tucano recibe la información de la presencia de un avión que no tiene ruta de vuelo.

Desde el Comando de Operaciones de Radares de las Fuerzas Armadas se dispone que los aviones (con autonomía de tres horas y media de vuelo), inicien un proceso de acercamiento y enlazar comunicación con quienes vuelan en esa aeronave sospechosa.

La flota, que tiene un promedio de velocidad de 450 kilómetros por hora, realiza el acercamiento a la nave a 10.000 pies de altura.

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En la parte lateral del Super Tucano se ubica un cartel que indica a los ocupantes de la aeronave ilícita que sintonicen la frecuencia para comunicarse con ellos, pues los tripulantes de las narcoavionetas normalmente apagan el sistema o cambian la frecuencia de radio.

Una vez que los contactan, les solicitan que aterricen en un aeropuerto específico o que abandonen cielo ecuatoriano.

Es así como se intercepta a la nave que en caso de no acatar las disposiciones será seguida hasta que descienda en algún aeropuerto ecuatoriano.

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En tierra, personal de Fiscalía y Policía esperan para iniciar el proceso de recopilación de información de quienes viajan en esa aeronave.

Esto es parte de los ejercicios que desde ayer las Fuerzas Armadas de Ecuador y Colombia realizan en el Ala 23 de Combate de la Base de Manta.

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Las prácticas culminan el viernes 28 en Cali, Colombia. Son dos días de ejercicios aéreos en Ecuador y dos días en Colombia. Se harán sobre las provincias de Manabí y Sucumbíos, del lado ecuatoriano, y Nariño y Putumayo, en territorio colombiano.

Se trata de ejercicios combinados con el objetivo de estandarizar procedimientos en ambas naciones para la detección de aeronaves no identificadas y que tendrían nexos con el narcotráfico.

Para ello Ecuador pone en práctica el funcionamiento de planes de interdicción a través de la flota de aviones Super Tucano, que de acuerdo con Oswaldo Jarrín, ministro de Defensa, ya ha dejado algunos resultados.

Puso como ejemplo los accidentes que tuvieron dos aeronaves en los últimos meses.

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Una de ellas es la que tuvo un percance en la isla Puná en Guayas. Ocurrió el 13 de abril y la avioneta se estrelló luego de que intentara evadir los radares de las Fuerzas Armadas, pero no se encontraron drogas en el interior de la aeronave.

El segundo caso ocurrió en San Lorenzo, Esmeraldas, el 20 de mayo, donde se encontraron 12 bultos de yute, con 234 paquetes tipo ladrillo con cocaína, con un valor de $ 8’190.000.

Esa es la primera aeronave que se encuentra en la zona norte de Esmeraldas con la sustancia ilícita; anteriormente se localizaron semisumergibles con droga.

“La información vino de Colombia para indicar cuál era el rumbo, la dirección y coordenadas de esas aeronaves”, señaló el ministro Jarrín, quien destacó que ya llevan un tiempo trabajando de la mano ambos países.

Mauricio Campuzano, comandante de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, indicó que se requiere la adquisición de un número mayor de más radares, pues a pesar de que serían de “última tecnología”, debido a las características geográficas del Ecuador, como la presencia de cordilleras, se necesitan de más radares para poder detectar todas las naves ilícitas.

El pasado 7 de junio en Manta, Marco Villegas, director nacional de Antinarcóticos, indicó que desde el año 2012, la Policía ecuatoriana ha tenido la visualización de unas 21 avionetas ligadas al narcotráfico.

Según Villegas, muchas de esas narcoavionetas fueron decomisadas, otras sufrieron siniestros viales, en las que incluso perdieron la vida los tripulantes. (I)