Aunque la fila de mujeres este martes no era tan larga, como sucede todos los días, y acudieron militares y policías a caballo durante unos minutos, las quejas no cesan en los exteriores de la Penitenciaría del Litoral, a pesar de que el jueves pasado mediante un decreto presidencial se decretó el estado de excepción en las cárceles del país.

Ahí estaban varias mujeres alquilando ropa porque se acababan de enterar de que con prendas rojas, naranjas, blancas o negras no las dejan ingresar. Algunas como Amelia también buscaban unas zapatillas, pues le informaron en la garita que con zapatos cerrados tampoco la iban a dejar entrar.

La mujer, de 24 años, que llegó con su hijo de 10 meses en brazos, dejó encargados en un puesto improvisado su blusa, sostén y zapatos.

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Ella contó que era la primera vez que pasaba por esa situación porque era la primera detención de su esposo.

Como aún no ingresaba, sus compañeras de fila le advertían que en el último filtro le iban a pedir que se quitara la ropa, incluso la ropa interior, y que de sonar la máquina cuando ella pasara, una policía con guantes introduciría sus dedos en sus partes íntimas.

“Nunca se cambian los guantes, así nos revisan a todas y luego nos ponen a hacer sapito desnudas”, se quejó otra mujer que tiene 8 meses visitando a su esposo.

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Amelia estaba a punto de salir de la fila y regresarse a su casa cuando llegaron unos 13 militares cerca de las 10:30 de ayer y se formaron afuera del centro penitenciario.

A esa misma hora llegaron dos policías a caballo que poco después ingresaron al centro, sin embargo, los militares solo permanecieron en el exterior de la Penitenciaría unos 10 minutos, después se subieron al camión y se alejaron.

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Ellas protestaron al unísono, manifestaron que “es pura pantalla eso de la emergencia y que deben cambiar a todos los guías y policías “si quieren una verdadera rehabilitación”.

Dijeron sentirse humilladas, y que son prácticamente ultrajadas durante el cacheo manual. Ellas aseguran que con esa medida no se evita el ingreso de objetos prohibidos, pues insisten en que la corrupción está dentro del centro.

Por ejemplo, una mujer que se identificó como Soraya, comentó que para ingresar un celular, debe pagar a un guía entre 180 y 300 dólares para que lo haga llegar a su pariente, aunque explicó que también hay la opción de que su esposo lo compre adentro, pero allí le cuesta el doble del precio.

Asimismo, varias mujeres denunciaron a los medios de comunicación que existiría el llamado “pase directo”, que al pagar 20 dólares a algún guía o policía de la entrada se puede evitar hacer la larga fila.

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Ayer, las familiares de los reos sostenían que se puede pasar lo que sea, desde unos zapatos hasta medicinas, si se paga.

Además, contaron que este lunes se habría trasladado a varios privados de libertad al Centro de Rehabilitación Social de la Zona 8 (adjunto), conocido como La Regional.

Guayaquil

Este domingo un nuevo enfrentamiento dejó como saldo dos muertos. Uno fue baleado en la cabeza y el otro, apuñalado. Ocurrió tras tres días de la declaratoria de emergencia.

Latacunga

El 7 de mayo, Darwin C., alias Negro Jessy, fue apuñalado y murió en la cárcel de Latacunga, tras varios días después de su traslado. (I)