Niños abrazando banderas de Venezuela, jóvenes portando imágenes de la Virgen de Coromoto -patrona de Venezuela-, adultos llevando zapatos y pasaportes para entregar como ofrendas es lo que se observó este mediodía en la Basílica del Voto Nacional, en Quito, donde por casi dos horas ecuatorianos, venezolanos y de otras nacionalidades se congregaron en una misa para pedir por la paz en Venezuela.

La ceremonia fue dirigida por Monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal de Venezuela y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, quien estuvo acompañado de cuatro obispos de Alemania y el nuncio Apostólico de Ecuador, Andrés Carrascosa.

Moronta se encontraba en el país por una invitación y explicó que no quiso desaprovechar la oportunidad de saludar y agradecer al pueblo ecuatoriano por la acogida que ha tenido con miles y miles de sus compatriotas.

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El sacerdote calificó a la situación que vive su país como grave, inédita e insólita. Pese a ello, el obispo cree que será el pueblo de Venezuela el que va a resolver todas las dificultades, obviamente con la ayuda de muchas instancias y países.

"Cuando el pueblo es tomado en cuenta y empieza a ser, a salir a la calle pidiendo justicia, entonces muchas cosas se van a ir arreglando. (...) Hemos insistido en la importancia de escuchar al pueblo, no solo al Gobierno, no solo a los políticos, sino a todos. La variable de que el pueblo está tomando conciencia de que es protagonista va a tener sus efectos en un futuro muy cercano", apuntó.

La ceremonia estuvo marcada por las voces de un coro de venezolanos que usando instrumentos propios de ese país intentaron traer a Venezuela hasta la Basílica.

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Más pedidos de cambio

Al hacer un análisis de las últimas movilizaciones en Venezuela, el obispo Moronta cree que lo positivo que han podido descubrir en las últimos días y semanas es que ha salido mucha gente a marchas como demostración de que es el pueblo el que está pidiendo un cambio necesario en Venezuela sin violencia.

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"Yo participé en una marcha de mi diócesis acompañando y me llamó la atención que había personas de los sectores populares, que siempre habían estado retirados de las manifestaciones. Todos decían que eran o habían sido simpatizantes de la corriente del oficialismo y el chavismo. Decían: no podemos estar con los ojos cerrados y por eso salimos por nuestros hijos, por nuestras vidas, por nuestra familia, por nuestro futuro y salimos porque nosotros somos pueblo", recordó Moronta.

Respecto a la reacción que provocó el asesinato de una ecuatoriana en manos de un ciudadano venezolano, el obispo Moronta refirió que si algún ciudadano de Venezuela se porta mal se le debe aplicar la ley, pero fue claro en decir que no se puede juzgar a todos los migrantes de esa nacionalidad porque uno o dos se porte mal o cometan actos reñidos con la ley. (I)