Colgados en hileras, 200 pescados de agua dulce secados al sol son parte de la postal diaria que aprecian nativos y visitantes que llegan al cantón Salitre, en la provincia del Guayas.

El orear o secar los pescados al sol es una práctica ancestral utilizada desde tiempos inmemoriales para la conservación de estos alimentos y que hoy en día sigue vigente sobre todo en localidades ribereñas y en zonas rurales tanto de la Costa como de la Amazonía.

Quienes se dedican a este oficio emplean procesos que aprendieron de sus ancestros y que perduran por la demanda que tienen, como la compra de pescados oreados al sol que se da en vías principales de algunos cantones del Guayas.

Publicidad

Richard Candelario Matamoros, de 43 años, es uno de ellos. Desde hace más de tres décadas trabaja con esta técnica ancestral. Él tiene su negocio en la vía principal de ingreso a Salitre. Ahí, en un local de caña y madera descama y limpia los pescados antes de poner en práctica sus secretos para lograr un buen oreado.

Sus pescados están tendidos en unas piolas en un tramo del puente sobre el río Los Tintos, que separa a los cantones Daule y Salitre. Eran 200 las unidades que tenía secando al sol el miércoles 16 de enero.

Bocachicos, dicas, barbudos, viejas, damas o ratones, entre otros, son los pescados de agua dulce que más compra Candelario –y que por lo general pescan del río Los Tintos– para orearlos y luego venderlos a clientes de la zona, de cantones vecinos, a visitantes y hasta turistas extranjeros, cuenta.

Publicidad

“Aquí saben que les tengo listos solo para preparar. Y estos pescados oreados también los compran (los familiares de migrantes) y los mandan a España, Italia y otros países”, comenta el hombre.

Candelario heredó de sus padres el oficio y la técnica ancestral para un buen oreado. Él trabaja en el negocio con su esposa, Norma Cedeño.

Publicidad

Ambos tardan un día entero en limpiar y arreglar un promedio de 150 pescados que luego pondrán a secar al sol. Los fines de semana son los días de mayor demanda, sostiene él.

Para orear un pescado se necesita ponerlo al sol mínimo dos días. Esto después de lavarlo, destriparlo, abrirlo y usar sal y achiote, agrega.

Él y su esposa laboran de lunes a domingo, desde las 05:00 hasta las 19:00. No obstante, hay clientes que los buscan pasada esa hora en su casa que está a pocos pasos de su negocio.

“Usted pone a asar un pescadito oreado y lo acompaña con arroz y verde asado, es una delicia. Eso para la merienda es riquísimo, nos chupamos hasta los dedos”, manifiesta Lorena García, asidua compradora de pescados oreados. (F)

Publicidad