Más de 200 hombres hacen fila la mañana de cada sábado en uno de los ingresos a la cárcel de Guayaquil, en la vía a Daule. Sus brazos tienen la marca de un número para poder ingresar y firmar un acta de asistencia ante un servidor del Ministerio de Justicia. El 27 de octubre, mientras ellos entran, mujeres que están de visita los apuran: “¡Muevan! ¡Muevan!”.