Provistos de botas descartables coloridas, los turistas disfrutaron de cafés en las aceras de la Plaza San Marcos de Venecia, mientras las aguas retrocedían luego de una marea excepcionalmente alta.

Con los pies en el agua, comían helados en la plaza emblemática tres días después que la ciudad de los canales sufrió su mayor inundación desde 2008.

Los niveles del agua alcanzaron 156 centímetros sobre el nivel del mar el lunes, una altura dramática aunque no tanto como la de 194 centímetros en 1966.

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Pero en otras partes de Italia las cifras de muertos se elevaron a 14 a raíz de las lluvias intensas y los vientos fuertes que azotaron el país esta semana, y en muchas regiones se advirtió que podría haber nuevos daños.

Dos personas murieron cuando un árbol cayó sobre su auto en terreno montañoso en el noroeste.

La agencia italiana ANSA informó también que un hombre murió de las heridas que sufrió cuando su auto chocó contra árboles caídos en la región alpina de Tirol del Sur.

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La pintoresca aldea de Portofino, un puerto sobre el mar Mediterráneo, quedó aislada por tierra y solo era accesible mediante transbordador.

También hubo inundaciones en Venecia. Los Jardines Boboli de Florencia, donde habían caído varios cipreses, fueron reabiertos al público.