Tras las encuestas a boca de urna en la elección presidencial de segunda vuelta en Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro alcanzó un 56 % de votos, frente al representante del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad con 44 %  de votos.

 

Jair Bolsonaro fue durante casi tres décadas un diputado irrelevante de Brasil, pero el domingo este excapitán del Ejército fue electo presidente, gracias a su propuesta de mano dura en un país sumido en el descontento, y pese a su discurso misógino, homófobo y racista.

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En los últimos días de la campaña, Bolsonaro no abandonó su estilo provocador y hace tan solo una semana dio su "pésame" a la "prensa vendida", agradeció a sus seguidores porque "están salvando nuestra patria" y dijo que el encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva "va a pudrirse en prisión".

En contraste con sus diatribas, también abrió la puerta a retroceder en propuestas polémicas como la de retirarse del Acuerdo de París sobre el clima.

A menudo apodado "el Donald Trump brasileño", este defensor de la familia tradicional, de Dios y del porte de armas impulsó su campaña por redes sociales, con un discurso antisistema en un país en profunda crisis política, económica y de seguridad.

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Nostálgico declarado del régimen militar (1964-1985), llegó a afirmar hace dos años que "el error de la dictadura fue torturar y no matar".

Ya el 7 de octubre había estado a punto de obtener la victoria en la primera vuelta, Bolsonaro obtuvo 46% de los votos, frente a 29% para Haddad. Con esto, la fuerza política de Bolsonaro, el hasta entonces minúsculo Partido Social Liberal (PSL) se convirtió en la segunda mayor representación en la Cámara de Diputados.

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Desde temprano los simpatizantes de Bolsonaro se concentraron frente a su casa, en el exclusivo barrio de Barra de Tijuca, en Río de Janeiro. Desde alí el candidato del partido Social Liberal (PSL) , desde donde dirigió toda su campaña a través las redes sociales tras sufrir una puñalada en un mitin callejero a principios de septiembre.

Antes de caer la noche ya eran una multitud envuelta en banderas de Brasil, que festejaba a rabiar el triunfo del exmilitar al conocer los resultados de boca de urna.

El ultraderechista, con una activa campaña en las redes sociales, ganó popularidad con las promesas de liberalizar el porte de armas para combatir una inseguridad galopante y de librar una guerra sin cuartel contra la corrupción.

Incertidumbre en Brasil

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A inicios de mes, un sondeo de Datafolha mostró que 88% de los brasileños se sienten "inseguros", 79% "tristes por la situación del país", 78% "desanimados", 68% con "rabia" y 62% con "miedo del futuro".

En caso de victoria de Bolsonaro, su gurú económico, Paulo Guedes, tratará de lanzar un programa de privatizaciones para reducir la deuda y reactivar la economía, que viene de dos años de recesión y dos más de débil crecimiento.

El próximo presidente de Brasil deberá tratar con un Congreso con partidos debilitados por los escándalos y dominado por los lobbies conservadores del agronegocio, las iglesias evangélicas y los defensores del porte de armas. (I)