La cooperación con Estados Unidos en el área de seguridad empieza a arrojar los primeros resultados en Ecuador, tras meses de diálogos entre las autoridades de ambos países, que se intensificaron a partir de marzo de este año.

El acercamiento coincidió con la crisis que el país atravesaba por los atentados de las disidencias narcoterroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la frontera norte desde noviembre del año anterior y que llegó a su punto más tenso con el secuestro y muerte de tres periodistas de El Comercio.

El 26 de marzo, día del secuestro de los comunicadores, en Mataje (Esmeraldas), llegaba a Quito una visita del más alto nivel de EE.UU. Se trataba de Joseph P. DiSalvo, subcomandante militar, y Liliana Ayalde, asesora de Política Exterior del Comando Sur.

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Con estas primeras reuniones quedaron delineados los objetivos de la cooperación bilateral: luchar contra el narcotráfico transnacional y fomentar la ayuda para las poblaciones afectadas por desastres naturales.

Casi un mes después, el 25 de abril, se concreta, a nivel de Ministerio del Interior, la firma de un memorando de entendimiento con la Agencia Antidrogas (DEA) y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) “para intercambiar información y experiencias para la lucha contra el tráfico ilícito de estupefacientes y combatir la delincuencia organizada transnacional”.

Ya en la primera semana de mayo, Estados Unidos, a través de su programa de Asistencia Antiterrorismo del Departamento de Estado, donó al Ministerio del Interior equipos para la inspección microscópica avanzada de documentos de viaje y para la extracción de información de dispositivos móviles por $ 87.000.

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Con el Ministerio de Defensa, el acuerdo se trabajó desde el 21 de mayo, con la visita de Sergio de la Peña, subsecretario Adjunto de Defensa de EE.UU., quien se reunió con el ministro Oswaldo Jarrín.

El 27 y 28 de junio, el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, visita el país y, en reunión con el presidente Lenín Moreno, deciden reanudar la cooperación militar bilateral, capacitación y asistencia para reforzar la capacidad local en su combate contra “las amenazas compartidas del crimen organizado transnacional y los desastres humanitarios”.

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Y entre el 5 y 11 de septiembre, llega a Ecuador el Orión P-3, aeronave estadounidense con alta tecnología que sirve para detectar actividades ilícitas. Sus operaciones están previstas para sobrevolar el espacio marítimo y, aunque los vuelos de esos días fueron de prueba, ya dejaron una muestra de cómo pueden combatir el crimen organizado.

La ministra del Interior, María Paula Romo, informó que, durante el patrullaje del Orión P-3, se detectaron e incautaron 4,8 toneladas de estupefacientes. El protocolo de funcionamiento de la aeronave está a cargo de la Cancillería, que lo tendrá listo hasta fin de mes.

Para el 7 de septiembre, Jarrín viaja a las instalaciones del Comando Sur y se reúne con el comandante, Kurt Tidd. Esta cita sirvió para concretar los vuelos del Orión P-3 y la llegada del buque hospital USNS Comfort que atenderá en octubre en Esmeraldas.

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Expertos en temas de seguridad, defensa y relaciones internacionales opinan que la reactivación de la cooperación con EE.UU. es positiva, especialmente tras los últimos hechos en la frontera norte.

José Gallardo, exministro de Defensa, expresa que fue un error de Ecuador haber terminado con el convenio que existía para que, desde nuestra base aérea en Manta, aviones de la más alta tecnología realicen monitoreo del narcotráfico aéreo y marítimo, pues Ecuador está en medio de Colombia que es el mayor productor de cocaína del mundo y de Perú, el segundo productor de hoja de coca del mundo.

“Ese fue un gravísimo error porque al Ecuador le dejó completamente ciego y sin información, por eso, el que, por lo menos, venga unos días cada mes este avión de Estados Unidos me parece que está muy bien, pero creo que es insuficiente”, añadió Gallardo.

Bertha García, catedrática de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, manifiesta que, tras los problemas de narcotráfico que aquejan a Ecuador, la respuesta es reabrir las relaciones con EE.UU. y con otros países de Europa.

“Todo el mundo está acosado por el crimen organizado internacional, frente a esto lo que cabe es un apoyo entre los países que tengan una visión democrática sobre esto. No tiene nada de malo que podamos pedir o dar apoyo en tareas como inteligencia, detección de narcotráfico...”, dijo García. (I)

Vuelos
Antes de la llegada del avión estadounidense, el Ministerio de Defensa aclaró que los vuelos están bajo la responsabilidad de la Fuerza Aérea Ecuatoriana y el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y que servirán para obtener y entregar información a las instituciones estatales, a fin de que puedan actuar en asuntos de narcotráfico, pesca ilegal y otros delitos.El ministro Oswaldo Jarrín insistió en que el acuerdo con EE.UU. no implica la instalación de una base militar en el país y que Ecuador precautela su soberanía respetando la Constitución y las leyes vigentes. (I)