Dar la bienvenida al solsticio de invierno y al inicio de un nuevo año agrícola es una tradición que en Madrid acumula casi dos décadas. En los últimos 18 años, asociaciones de inmigrantes de Ecuador, Perú y Bolivia no han dejado de celebrar el Inti Raymi. El ritual que hoy se llevó a cabo a partir de las 18:00 (hora local), apoyados por las representaciones diplomáticas, en la Plaza Galicia del parque El Retiro se mantiene intacto: danza, música y celebración para honrar las labores agrícolas y festejar los alimentos conseguidos gracias al esfuerzo comunitario.

Los organizadores destacaron su interés por “revitalizar este simbólico acto que es parte de los usos y costumbres de la cultura de los pueblos indígenas que vincula al universo como un todo”. La palabra solsticio significa “el sol se para”. Esta es una oportunidad, aseguraron, para “reflexionar, evaluar y ver a dónde queremos ir”.

La Fiesta del Sol (Willkakuti, en aymara) arrancó con la interpretación de dos temas: 'Vasija de Barro' (Ecuador) y 'Vírgenes del Sol' (Perú) en las voces de los artistas Fausto Carrillo, Mariella Köhn y Cándida Lourdes Heredia. Le siguió el 'ulular del pututu' (caracola en quechua), cuyo mítico y sagrado sonido sirvió para reunir alrededor del escenario a unos 300 bailarines y danzantes de los tres países.

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Medio millar de inmigrantes presenció la ceremonia en la que el otavaleño Enrique Pulupa ejerció de chamán. Junto a él, los asistentes elevaron sus brazos buscando la luz solar para agradecer a la Tierra que provee como una madre y pidieron al cielo vivir en armonía. "Hay que querer y respetar a la Pachamama", recordó el ecuatoriano antes de invitar a los grupos artísticos a bailar un pasacalle con los presentes. Y así terminó un año más, un ritual que es sobre todo una celebración de la vida. (I)