Dos días después de ser dado de alta de una operación y aún con el yeso, el médico Luis Álvarez hacía fila desde las 08:00 de un martes de este mes en el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) Efrén Jurado, en el sur de Guayaquil. Esperaba sellar el certificado de reposo médico otorgado por un especialista privado: “Me intentaron robar y me hicieron caer. Si no me operaba quedaba con secuelas”, dice este profesional, uno de los 3’113.641 afiliados activos que tenía el IESS hasta diciembre.

Es un trámite que todo asalariado del país debe hacer cuando el reposo es determinado por un médico del sector privado. En su caso, interrumpió el periodo de 30 días de descanso del posoperatorio. “Bien puede hacerse por internet”, sugiere.

La ley indica que el sello del IESS puede solicitarse hasta ocho días después del último día de descanso, pero algunos prefieren buscarlo en su periodo de reposo. “En mi trabajo me dijeron (que debía llevar el certificado) lo más rápido. Mi familia pasa ocupada”, señala Álvarez, ante la posibilidad de que un tercero haga el trámite. El certificado debe ser computarizado, no tener tachones, incluir el código de la enfermedad, entre otros requisitos.

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En Ecuador se entregan un promedio de 4.110 permisos al día por causas médicas.

Solo en el 2017 se emitieron 1’486.294 certificados médicos. El 67,4% de ellos fue otorgado en el sector privado, el 30,1% en dependencias del Ministerio de Salud Pública y apenas el 2,5% por el IESS.

A estos certificados se suman los emitidos por accidentes laborales y enfermedades profesionales que en ese mismo año llegaron a 31.253, con lo que las ausencias fueron de un millón y medio de veces. Las afecciones profesionales son las causadas como consecuencia del trabajo realizado al exponerse a riesgos como las sustancias químicas.

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Cada asalariado se ausenta un promedio de 4,1 días al año. El 91,2% de los permisos otorgados fueron por enfermedad, el 6% por maternidad, el 2% por accidentes laborales y enfermedades profesionales y el 0,8% por las dolencias catastróficas.

Al hospital Efrén Jurado hay que llegar antes de las 08:30 para alcanzar uno de los 50 cupos de la mañana. La otra opción es ir a las 14:00 cuando se atienden 20 turnos más. En otras dependencias se deja el documento y se retorna un día después.

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Íngrid Ramos dice que llegó el lunes 4 de junio a las 08:00, pero perdió el turno por lo que regresó al día siguiente. Ella tiene ocho meses de embarazo y le dieron un certificado de reposo por siete días por una amenaza de parto. “Me mandaron descanso absoluto y me dicen que debo sellar hasta ocho días posteriores al permiso, pero en mi trabajo me esperan tres días desde de que se generó”, dice.

Quienes se ausentan más de tres días reciben un subsidio por enfermedad: del cuarto día hasta los 70 días, el IESS paga el 75% del promedio de los tres últimos sueldos antes del inicio de la dolencia. Del día 71 hasta los 182 días de reposo, paga el 66%. Hay empresas que cubren la contraparte, pero no están obligadas por ley.

El subsidio por maternidad se cancela por 84 días a la afiliada que recibe atención por el nacimiento. El IESS paga el 75% del sueldo, pero en estos casos el patrono sí está obligado a cubrir el 25% de acuerdo con el salario anterior al reposo.

Las embarazadas reciben los permisos por enfermedad durante el periodo de gestación. Una de ellas cuenta que su patrono le paga el sueldo y luego devuelve cuando la entidad desembolsa su parte. “En emergencias del IESS me han dicho que solo pueden darme hasta tres días de permiso. Los privados sí dan más tiempo”, relata.

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Mirella Franco, ginecóloga obstetra del hospital de especialidades Teodoro Maldonado Carbo del IESS, en el sur de Guayaquil, señala que entre las embarazadas los permisos son frecuentes desde la fecha de concepción hasta la semana 22. “Hay un riesgo de aproximadamente un 30% de pérdidas embrionarias y fetales”.

La segunda causa más común es la amenaza de parto pretérmino, afirma Franco, que ocurre entre la semana 22 y la 36 y requiere de descanso para retrasar el parto. “Pero a cualquier edad gestacional pueden ocurrir complicaciones y deben acatar el descanso”, afirma.

Mónica, quien se atendió en un prestador externo por infección en las vías urinarias, dice que sí descansa y avala el permiso cuando ya retorna a sus labores: “Venir con la dolencia es incómodo”, cuenta.

César Vargas, jefe de Traumatología del Hospital Teodoro Maldonado (e), dice que las causas de ausencia laboral en su especialidad son, especialmente, por traumatismos como esguinces de cualquier tipo de articulación. “Luego ya vienen las fracturas de cualquier tipo de hueso, lo que provoca una incapacidad temporal de mayor tiempo o puede ser permanente y llegar a la jubilación temporal y definitiva”, explica.

Los médicos, por lo general, dan entre 15 y 21 días de reposo en el caso de los esguinces de grado uno y dos, dice Vargas. Si es más crónico, según el tipo de lesión. Se da hasta tres meses cuando hay una fractura con intervención quirúrgica.

Luego el fisiatra maneja la rehabilitación. Hay casos en los que retornan al trabajo en jornadas parciales y el empleador debe aceptar los permisos para la terapia respectiva.

La prevención en las empresas disminuye el riesgo: “Se pueden detectar los lugares de mayor riesgo en el sitio de trabajo para evitar estos accidentes y dar charlas”, dice Vargas.

La entidad a la que todos los trabajadores deben estar afiliados por obligación en el país canceló $ 89’954.420 por estos subsidios en el 2017. A ello se suman los $ 4’518.507 pagados por accidentes laborales y enfermedades profesionales. La suma de ambas cifras representan el 1,1% de los $ 8.392 millones que el IESS recaudó durante 2017, según los documentos de su sitio web. En diciembre último, el 56% correspondió a los aportes de afiliados y patronos, el 15% por los préstamos quirografarios, el 11% por los hipotecarios, el 5% por los fondos de reserva y el 3% por las moras patronales. (I)

Tengo un año que no regreso al trabajo. Una embarazada cayó sobre mí y yo recibí todo el golpe, hasta el espolón (en el talón) me lo quebró”.Aracely, Empleada privada