Ubicada en el cantón El Chaco, en la provincia de Napo, la comunidad rural de Oyacachi ha mantenido su identidad desde tiempos coloniales gracias a su ubicación geográfica y ahora lucha por medio del ecoturismo contra las amenazas del progreso y la emigración.

“Oyacachi es una comunidad que, al ser remota, evitó el control colonial y pudieron desarrollarse en relativa autonomía en la época de colonia y después de ella”, afirma Simeón Floyd, profesor de antropología de la Universidad San Francisco de Quito.

También conocida como Tierra de Agua por la variedad de lagunas, Oyacachi se halla en medio de la Reserva Ecológica Cayambe-Coca, entre la Amazonía y la Sierra ecuatoriana.

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Su población indígena busca aprovechar la gran cantidad de lagunas, ríos, senderos y animales a su alrededor para convertirse en una comunidad sostenible y, con ello, ofrecer un futuro a los más jóvenes, a la vez que garantiza su propia identidad.

Floyd dice que, por la distancia, “nunca tuvieron intervención de agentes exteriores”, pero que necesitan del “intercambio para su supervivencia” y el ecoturismo se perfila como la apuesta de toda la comunidad.

Con 64.000 hectáreas, la comunidad disfruta del cómodo clima de los Andes en dos tercios de su territorio, mientras que en el tercio restante reina el frío de los páramos.

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Entre los atractivos turísticos que ofrece Oyacachi, las más famosas son sus termas naturales. Son una variedad de pequeñas piscinas que reciben agua de los volcanes Antisana y Cayambe, a unos 40 grados centígrados.

“Hacemos turismo comunitario y vamos mejorando las termas con las sugerencias de los turistas”, indica Edison Tandayamo, trabajador de las termas.

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Pero la naturaleza no es el único recurso turístico de Oyacachi, también lo son sus artesanías, reconocidas desde tiempos ancestrales porque el pueblo siempre ha destacado por sus numerosos artesanos.

Uno de ellos, Héctor Parion, cuenta que la “primera moneda de intercambio” de la comunidad fueron las artesanías y que estas “tienen mucha historia detrás”.

Trabajan con madera de aliso, una especie abundante en los alrededores.

La nueva apuesta, de carácter comercial y sobre todo identitaria, contempla la construcción de nuevos hospedajes, así como la formación de sus jóvenes en el sector turismo.

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“Queremos vivir del ecoturismo”, explica Édgar Parion, secretario de la comunidad, por lo que los residentes utilizan sus fondos colectivos para enviar a los jóvenes a estudiar. El objetivo es que con lo que aprendan puedan impulsar a Oyacachi como destino y que la parroquia sea, algún día, autosustentable del turismo.

El 70% de sus habitantes se dedica a trabajos comunitarios para ayudar al autoabastecimiento del pueblo. (I)

2.000
dólares

Los premios para los ganadores fueron de aproximadamente 2.000 dólares en efectivo.