Sus edades fluctúan entre los 25 y 29 años. Eran adolescentes cuando el sacerdote Fernando I., quien hasta el 2013 dirigió la parroquia eclesiástica de la ciudadela Acuarela del Río, en el norte de Guayaquil, supuestamente abusó de ellos.

Son cerca de doce, todos hombres, y habrían sido sometidos a una práctica que el sacerdote Fernando I. llamaba ‘la dinámica del pecado’, en la que según los denunciantes eran desnudados, atados, vendados y torturados para que supuestamente sientan lo que hace el pecado en sus vidas. Tres de ellos cuentan a EL UNIVERSO pasajes vividos hace alrededor de 12 años. Sus relatos son coincidentes. La denuncia se conoció tras ser publicada en una investigación del portal GK.city.

“Para otros se llamaba la dinámica del sacrificio, cuánto estabas dispuesto a aguantar por Jesús”, relata Juan José Bayas, quien asegura que el sacerdote los estudió y manipuló durante meses antes de proponerles a las víctimas esa práctica en momentos de crisis emocional.

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Bayas, hoy de 27 años, comenta que la dinámica se desarrollaba de manera individual y que el sacerdote les decía que aquello era un secreto entre ambos y Jesús. “Que la mano derecha no se entere de lo hace la izquierda, siempre me decía, y yo callaba porque se suponía que era especial”, menciona y descarta haber sido agredido sexualmente, pero afirma que fue víctima de esta práctica unas 20 veces desde que tenía 15 años.

Bayas prosigue y dice que primero solo debían quitarse la camiseta, pero que luego le ordenaban desnudarse por completo. Menciona que eran atados de manos y pies, que el sacerdote Fernando I. los guindaba con una cuerda en la mitad de la habitación y que empezaba a hincarles el pecho con los dedos.

Diego Guzmán dice que tenía 14 años cuando el sacerdote Fernando I. intentó someterlo. Cuenta que estaban solos en la casa parroquial y que se sentía mal, que fue entonces cuando su supuesto guía espiritual lo llevó a su habitación y le dijo que se quedara en ropa interior.

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“Pensé ‘no puede ser que sea homosexual’, pero luego recordé que habíamos ido a la piscina muchas veces y que me había cambiado frente a él, y así que lo hice; me ató, pero me asusté en media dinámica y me puse histérico empecé a gritar ‘yo no soy m..., suéltame’ y el tipo se asustó”, rememora Guzmán, quien asegura haberlo enfrentado cuatro años después de la presunta agresión, al enterarse que seguía aplicando “la dinámica” con otros adolescentes.

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Otra supuesta víctima es Hugo, quien evita mencionar su apellido. Cuenta que el día que cumplió 18 años, el sacerdote Fernando I. lo convenció de no ir a su fiesta porque era pecado.

En Perú, el sacerdote Luis Fernando Figari fue procesado por abusos perpetrados entre 1974 y 2010, incluso este y Fernando I. se habrían conocido hace cerca de 30 años cuando, según Hugo, fundaron un grupo religioso local.

EL UNIVERSO se contactó con la Arquidiócesis de Guayaquil para obtener su versión. Hoy se prevé un pronunciamiento.

“Fui abusado y demandado por difamarlo”

Juan José Bayas asegura que en el año 2013 cuando intentó hacer público el tema mediante una obra teatral (él es artista plástico), el sacerdote Fernando I. lo buscó y se disculpó. Dice que le habría ofrecido $ 20 mil para que no hable. Agrega no haber aceptado el dinero, pero asegura que luego el sacerdote habría convocado a sus compañeros para decirles que lo estaba chantajeando. “Nos demandó a mi madre y a mí por difamación porque enviamos una carta a la Arquidiócesis de Guayaquil”, sostiene.

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“Ahí nos juntamos para demandarlo ante la Fiscalía”, señala Bayas, quien cuenta que muchas de las víctimas nunca habían hablado con nadie de lo que les pasó.

El abuso que denunció Bayas en la Fiscalía ya prescribió, pero él asegura que luchará para que el sacerdote esté en la cárcel.

El Vaticano suspendió a cura el 2013

El sacerdote Fernando I. fue suspendido de sus funciones en el 2013 cuando la denuncia de jóvenes de la parroquia eclesiástica de la ciudadela Acuarela del Río llegó al Vaticano. “Él ha apelado la decisión en tres ocasiones, pero este año desde la Santa Sede debe llegar la decisión definitiva que impediría que vuelva al sacerdocio”, dice Hugo, quien denuncia tortura.

La Fiscalía registra dos casos, uno que ya prescribió y otro que aún se halla en investigación previa. En el 2016, cinco personas rindieron versión, sin que a Fernando I. le dicten prisión.

Juan José Bayas, otro denunciante, dice que el supuesto agresor publicó un libro, pese a la suspensión de funciones.

Jóvenes piden investigar corrupción

Diego Guzmán no solo considera que deberían investigar al sacerdote por los supuestos abusos cometidos contra él y sus compañeros. El hombre de 27 años espera que la Arquidiócesis indague la corrupción que asegura existía dentro de la parroquia que dirigía Fernando I.

“Nos invitaba a comer, a salir, nos pagaba el taxi y compraba cosas como juegos de video con el dinero de las limosnas y decía que eso era parte del apostolado”, sostuvo Guzmán.

Hugo aseguró que aún habría jóvenes frecuentando al religioso que actualmente viviría a pocas cuadras de la parroquia donde se habrían cometido los supuestos abusos. Él y sus compañeros piden que ‘paren los abusos’. (I)