Las investigaciones de inteligencia de las Fuerzas Militares de Colombia responsabilizan al grupo disidente de las FARC, bajo el mando de alias Guacho, del secuestro de dos periodistas y un conductor del diario El Comercio en la zona ecuatoriana de Mataje.

Desde finales de 2017 las autoridades colombianas, conjuntamente con las ecuatorianas, están tras la pista de Walter Patricio Arizala, alias Guacho. Él está señalado como el líder del secuestro de dos periodistas y un conductor, que se confirmó este viernes fueron asesinados.

Ese plagio fue la respuesta de Guacho a un operativo frustrado de las autoridades, según destaca el medio colombiano El Espectador.

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Fue guerrillero de la columna móvil Daniel Aldana de las Farc, y tras la firma del Acuerdo de Paz en Colombia prefirió liderar las disidencias que operan en la frontera y la producción masiva de cocaína que se genera en la zona.

Para Colombia es tan importante capturarlo, que hasta pidió ayuda del FBI y la DEA. En un momento estuvieron muy cerca de dar con él: se logró insertar un dispositivo de rastreo en una de las baterías portátiles que usaba con frecuencia el guerrillero para sus teléfonos.

Día a día, ese dispositivo mostraba la ubicación de Guacho entre las montañas de Nariño, un dato que fue transcendental para armar el operativo que, se esperaba, significaría la captura del jefe de la disidencia cuya base es el municipio de Tumaco, un territorio históricamente aprovechado para el narcotráfico y otros delitos. Más de tres meses fueron necesarios para planear detalle a detalle su arresto. A mediados de marzo de este año todo estaba listo para el operativo.

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La Policía tenía rodeado al disidente en la espesa selva del suroeste colombiano en la frontera con Ecuador. Pero, al parecer un paso en falso de uno de los agentes alertó a Guacho, quien huyó al prever el peligro con solo dos de sus hombres. Ante el temor de la captura, dejó todos sus elementos personales, incluida la batería recargable que tenía el dispositivo de rastreo.

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Por la forma en que se desplazaba, los policías concluyeron que Guacho se sentía acorralado. Al mismo tiempo que se desarrollaba esta escena, el periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra, del periódico El Comercio de Quito, cruzaban un retén militar en la zona conocida como Mataje, provincia de Esmeraldas, en la frontera entre los dos países, donde desde finales de enero se han sucedido diversos atentados armados, que dejaron cuatro militares muertos.

Guacho, cree la Policía, vio en los periodistas el distractor perfecto para alejar de él la persecución, logrando que los reflectores de las autoridades se posaran en la región de Mataje, provincia de Esmeraldas, donde se perpetró el secuestro.

Paralelamente, el grupo de Guacho generó una segunda distracción: la voladura de dos torres de energía en la vereda La Espriella, de Tumaco, Nariño. Más de 200.000 habitantes se quedaron sin luz durante cuatro días. Con el atentado, todo el operativo para atrapar a Guacho se terminó de derrumbar, pues los hombres de la Fuerza de Tarea Hércules del Ejército se vieron obligados a acompañar a los funcionarios que trabajaban para reparar el daño de las torres y, sin quererlo, le despejaron el camino a Guacho.

Pero el disidente de las Farc no salió del radar de las autoridades. Tanto Ejército como Policía, en colaboración con las autoridades ecuatorianas, trazaron un nuevo plan para capturarlo. El último intento se hizo la semana pasada, cuando varios agentes se internaron nuevamente en la selva tumaqueña. El resultado: la captura de varios miembros de esta disidencia, entre ellos el cuñado de Guacho. Como respuesta por el duro golpe a su núcleo familiar, el guerrillero tumbó una nueva torre eléctrica ubicada en la vereda Las Marías, del mismo municipio de Nariño. El nuevo atentado ocurrió el pasado jueves 5 de abril en horas de la noche.

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La única prueba de vida que se conoció de los ecuatorianos es un video publicado el pasado 3 de abril, en el que ellos confirman que se encuentran en poder de la disidencia de las Farc y advierten que su libertad depende de un intercambio por tres miembros de ese grupo detenidos en su país. El panorama, sin embargo, se tornó mucho más oscuro este jueves, cuando se supo que había fotos que confirmarían que los secuestrados fueron asesinados. El asunto adquirió tal gravedad que el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, suspendió su estadía en la Cumbre de las Américas en Lima y viajó de inmediato a Quito, donde señaló que las fotos aún no eran concluyentes. Finalmente, este viernes tras varias pericias realizadas con ayuda de autoridades colombianas, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, confirmó el asesinato de los tres comunicadores ecuatorianos. (I)