Viste pantalón de tela y camisa blanca ya transparente por el sudor. Porta una gorra, lleva botas de caucho, un machete y una ruana (poncho pequeño) al hombro. Quien parece campesino baja una peña de tierra en la que termina una moderna vía en el sector fronterizo de Mataje (Esmeraldas), la cual en pocos meses, dicen habitantes, se conectará a un ramal que viene siendo construido del lado colombiano.

Son casi las 10:00 del lunes 29 de enero del 2018. El sitio donde camina aquel ciudadano que llamaremos Rubén no dista más de 200 metros de la capital parroquial de Mataje Pueblo Nuevo, parte del cantón San Lorenzo.

Dos días han pasado de la explosión de un coche bomba atrás del Comando Policial del cantón. Rubén dice que es colombiano, de Armenia (Quindío), que hace dos años está del lado ecuatoriano, que huyó del conflicto armado que se sintió fuertemente en San Vicente del Caguán, departamento del Caquetá, en el que históricamente se asentaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Publicidad

El hombre cuenta que busca su caballo, el cual se le salió de la finca que está a menos de 20 minutos, a pie, de la línea fronteriza. Sin ruborizarse, menciona que trabaja procesando hoja de coca para hacer pasta base. Dice no conocer a quién la compra, ni a dónde se la llevan, pero asegura que con los $12 que le pagan al día pronto comprará tierras en Armenia, en donde está su familia.

Oleisa C. afirma que en la frontera es complicado distinguir quién es colombiano y quién, ecuatoriano; quién es el campesino de la tierra y quién es campesino dedicado a otra cosa (informante, colaborador, traficante...). Todos pueden saber que se dan muchas ilegalidades, pero el silencio, dice Oleisa, es la mejor forma de sobrevivir en estos lugares.

Al recorrer San Lorenzo y Eloy Alfaro, cantones esmeraldeños en estado de excepción, desde el 27 de enero pasado, quienes se animan a hablar del narcotráfico, de sus rutas, de sus formas de camuflar droga, lo hacen a voz baja y asegurándose de que nadie los vea conversando con desconocidos.

Publicidad

En la parroquia Las Peñas, en Eloy Alfaro, Antonio B. cuenta que un día de “mala suerte”, a las seis de la mañana, encontró en la playa a gente con armas de grueso calibre resguardando a otros que cargaban bultos negros en una lancha. “Les había cogido el día”, comenta Antonio y sostiene que por su velocidad son diferenciables las lanchas que por las noches sacan droga a alta mar.

En Borbón cruzan los ríos Santiago y Cayapa. Por ellos circula droga, o marihuana tipo cripy, para ser exactos, afirman moradores. La sustancia vendría de Colombia a través de pasos clandestinos.

Publicidad

Cuarenta y ocho días después del atentado en San Lorenzo, el pueblo de Borbón experimentaba la explosión de una segunda bomba. Esta vez fue cerca del retén de la Armada del Ecuador.

El jueves 22, mediante la operación Impacto 112, se detuvo en cuatro provincias a integrantes de una banda dedicada al microtráfico de pasta base y marihuana, que operaba en Quito. La marihuana, según investigaciones, llegaba de Colombia a través de Esmeraldas, en cuya zona norte habría al menos 14 ríos con condiciones para navegar.

En el puerto de San Lorenzo es visible la llegada y salida de víveres, productos agropecuarios, entre otros, para poblaciones como El Viento, Punta Espada, Pampanal de Bolívar, Palma Real, las cuales se encuentran al acceder a un sinnúmero de brazos de mar.

Es común ver enormes sacos oscuros de plástico que no dejan ver qué hay en su interior. Alfonso G. indica que se los usa para confundir productos ilícitos como droga, municiones, armas desarmadas... Ironiza al decir que si para unos la comida es indispensable, para otros, una bala.

Publicidad

Pobladores afirman que también es común encontrar en los botes de transporte público a viajeros con acento mexicano provenientes de poblados del sur de Colombia (Candelilla de la Mar o Tumaco).

Recorrer en bote uno de los tantos brazos de mar que conducen al Pacífico desde San Lorenzo evidencia la complejidad que el territorio presenta para las tareas de seguridad, y las bondades para los irregulares de tener extenso manglar para esconder droga, municiones o armas que seguramente serán transportadas en lanchas y por las noches sea para Ecuador o para Colombia. (I)

Cita binacional
Casi tres horas duró la reunión de la Comisión Binacional Fronteriza que se realizó en la Brigada de Infantería 31 Andes, en Tulcán. Al cierre, el viceministro de Defensa ecuatoriano, Felipe Vega de la Cuadra, habló de la coordinación entre Ecuador y Colombia para reforzar y redoblar la seguridad en la frontera. Su par colombiano, Aníbal Fernández de Soto, anunció proyectos de capacitación y planes de derechos humanos a ser definidos en las siguientes reuniones. No aceptaron preguntas.