Las ventas de Lego cayeron el año pasado por primera vez desde 2004 ya que el fabricante danés de juguetes se deshizo de un exceso de existencias y enfrentó difíciles mercados minoristas en Europa y América del Norte.

La compañía de propiedad privada, famosa por sus coloridos ladrillos de plástico, podría estar enfrentando su mayor prueba desde que estuvo cerca de la bancarrota a inicios de la década de 2000 después de una repentina interrupción de más de una década de fuerte crecimiento.

Las ventas cayeron 8 por ciento a 35.000 millones de coronas danesas (5.800 millones de dólares) en 2017, por debajo del crecimiento de 6 por ciento de 2016 y muy lejos del alza de 25 por ciento alcanzada en 2015.

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La compañía dijo que las ventas generales a consumidores se mantuvieron estables, pero las cifras se vieron afectadas por la liquidación de inventarios. Lego registró un crecimiento "robusto de dos dígitos" en China, mientras que la mayoría de los mercados establecidos en América del Norte y Europa declinaron.

La empresa abrirá una oficina en Dubái este año para ayudar a apuntalar las ventas en Oriente Medio y África.

Lego dijo en septiembre que despedirá al 8 por ciento de su plantilla y que había apretado el "botón de reinicio", reconociendo que su negocio se había vuelto muy complicado.

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"Durante 2017, los ingresos en nuestros mercados establecidos declinaron principalmente debido a acciones que tomamos para deshacernos de inventarios. Este descenso impactó nuestras ganancias operativas", dijo el presidente ejecutivo Niels B. Christiansen en una declaración.

La serie Lego Ninjago se benefició por el lanzamiento de la película en septiembre. Christiansen dijo que las ventas al consumidor crecieron en siete de los 12 mayores mercados de Lego en diciembre y que la compañía inició 2018 en una mejor posición.

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"No habrá un arreglo rápido y tomará algún tiempo lograr crecimiento a más largo plazo", señaló. (I)