Antes de relatar a este medio su situación judicial, la excabo segundo Mayra Apolinario se toma unos segundos para respirar y tratar de no llorar. Dice que a diario piensa en aquel 30 de septiembre del 2010, cuando se realizó la denominada revuelta policial.

Ella se encontraba en el Comando de Bolívar No. 11, en Guaranda, específicamente en el departamento de Enfermería. Afirma que, en su caso, donde en ese grupo también está el expolicía Mariano Camacho y otros miembros, inculparon a inocentes.

Fue sentenciada a ocho meses de prisión por el delito de paralización del servicio público. Entre lágrimas asegura que, a raíz de su vinculación, perdió la tenencia de su hijo. “El papá me lo quitó”, expresa.

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Este panorama la atormenta y prefiere aferrarse a la justicia divina.

Entre tanto, su abogado Bolívar Ulloa señala que, tras acogerse a la suspensión provisional de la pena, que fue aceptada por el tribunal, su clienta deberá realizar ciertas actividades, como comunitarias, para evitar ir a la cárcel. Sostiene que posteriormente pedirá el recurso de la prescripción.

Mayra, de 38 años, considera que la situación cambiará y que se conocerán a los “verdaderos culpables”.

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P. Once años, afirma que es el tiempo que laboró no solo en una unidad médica sino también para resguardar la seguridad. Sin embargo, fueron pocos meses para que su situación cambiara. ¿Cómo vivió el 30-S?

R. En mi unidad médica teníamos encendido el televisor y vimos lo que ocurría. Fue que nuestros compañeros en Quito estaban en este proceso de manifestar lo que sentían. Y nos empezamos a reunir, fue en ese instante cuando el entonces jefe provincial del Comando de Bolívar No. 11, coronel Nelson Pozo, se paró afuera de su oficina, donde estábamos todos reunidos, aplaudió emocionado y dijo: compañeros la lucha es nuestra.

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Y luego, ¿Qué ocurrió?

En la policía nacional nosotros seguimos lo que dice el jefe. Luego, fuimos muchos del comando, caminamos, sin agredir, molestar ni intervenir hasta llegar a la Gobernación de Bolívar. Después, este coronel Pozo viene en el patrullero y dice a una compañera (que no está en el proceso) y a mí: “vamos al Municipio de Guaranda están dando una entrevista”. Yo siempre me he caracterizado por hablar. En el momento que fuimos la gente con banderas verdes insultaba a los policías, entonces nos sentamos a esperar que el jefe hablara, nunca lo hizo. Luego, se paró una persona y dijo: ¡chapas acostumbrados al juguete, mientras los niños del campo no tienen nada! Yo me identifiqué con el comentario y expresé: no es que estamos acostumbrados, el juguete que le dan a un miembro policial al año es la oportunidad en la que ese niño conoce donde trabaja su papá, es la forma de recompensar la ausencia que tiene ese niño cuando su papá está lejos (…).

¿Por esas declaraciones la procesaron?

Sí, la gente que tiene que estar detenida, no está ahí, yo sí puedo decir que vi muchos oficiales que se sacaron las insignias para que no les vean los grados las personas que fotografiaron.

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Al inicio de esta entrevista de manera enérgica dijo que perdió a su hijo. ¿Cómo pasó?

El papá de mi hijo cuando ya nos formularon cargos, sin que yo sepa, igual con otro juez corrupto, interpusieron un documento en el que decía, que yo iba a ser sancionada, a entrar en un proceso legal en el cual la consecuencia sería la prisión, y que, por lo tanto, él tenía que estar con la tenencia de mi hijo. Y me lo quitó y yo lucho como mujer por ser reintegrada a la Policía y por recuperar a mi hijo. Esto ocurrió hace tres años. Veo a mi hijo 5 veces ni siquiera cinco minutos porque no me lo permiten. Eso es una de las consecuencias de la maldad de ese Gobierno, enemigo que nos persiguió y nos sigue persiguiendo porque las cosas no cambian.

¿Cuándo inició su proceso?

Empezó en el mismo año (2010) y nos sancionaron administrativamente (10 días de arresto). Después en el 2015 nos vuelven a llamar, hasta que por último nos sentenciaron por el delito de paralización del servicio público.

Usted también participará en la Convención Nacional del 3 de marzo, junto a sus demás compañeros de la Policía. ¿Cuál es su clamor?

Esperamos justicia, queremos justicia y que se abran los procesos. (I)