Cientos de perros abandonados han aprendido a sobrevivir en el bosque que rodea la zona de exclusión de Chernobyl, donde ocurrió el mayor desastre nuclear de la historia en abril de 1986. El medio theguardian.com, relata un encuentro con esta comunidad canina.

32 años después, cuando empieza a surgir un interés turístico en la ciudad abandonada, se encuentran con una comunidad de perros que hizo de este sitio su hogar.

Los canes son, principalmente, descendientes de los perros que quedaron después del desastre nuclear, cuando a los residentes se les prohibió llevar a sus queridas mascotas a un lugar seguro.

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"Hay aproximadamente 300 perros callejeros en la zona de 2.600 kilómetros cuadrados", detalla la publicación del diario británico, que también describe que en el lugar circulan alces, linces, liebres y lobos.

Foto: Courtesy of Solo East / theguardian.com

Se narran historias desgarradoras que describen los momentos cuando las familias fueron obligadas a abandonar a sus mascotas. Las mascotas intentaban subir a los buses de rescate, pero los militares los patearon y empujaron fuera, detalla el texto. Los perros corrieron tras los buses hasta cansarse, tal vez hasta entender su nueva realidad. Estaban solos.

Algunas familias dejaron notas en las puertas de sus casas pidiendo que no maten a sus perros; sin embargo, las autoridades ordenaron que escuadras de hombres armados ingresen a la zona y disparen a los animales. Algunos sobrevivieron y de ellos nacieron los cientos de perros que hoy vivien en comunidad.

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El texto detalla que los perros deben soportar los duros inviernos ucranianos sin refugios adecuados, que a menudo su nivel de radiación en el pelaje es mayor al aceptable y que su esperanza de vida es corta, apenas seis años.

Foto: Courtesy of Solo East / theguardian.com

Mientras tanto, la organización sin fines de lucro Clean Futures Fund, que ayuda a las comunidades afectadas por accidentes industriales, estableció tres clínicas veterinarias en el área. En estos sitios, los perros son vacunados contra la rabia, el moquillo, la hepatitis y otras enfermedades, además de ser esterilizados.

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Durante los recorridos turísticos o exploratorios, los guías han establecido relaciones cercanas con estos perros, que se muestran mansos ante el contacto humano ya que aprendieron que esa es una forma de encontrar alimento. Algunos perros incluso se acercan a los guías con una rama en sus hocicos, pidiendo que las lancen para correr a buscarla y regresar entusiasmados a continuar con el juego. (I)