Un plato con una antigüedad de más de 1.200 años y que pertenece a la cultura Manteña –en el periodo de Integración– fue “clonado” en un aula de la Facultad de Ciencias Informáticas de la Universidad Técnica de Manabí (UTM), y todo gracias a un invento producto de una tesis de dos estudiantes.

El trabajo, y forjado en una impresora 3D, duró unas quince horas para que el filamento vaya dando la forma y hasta con las imperfecciones que mostraba el hallazgo arqueológico. Los estudiantes Óskar Palma y Leopoldo Vera hicieron adaptaciones en la máquina, en el software y el hardware, para hacerla autónoma.

Vera dijo que se hicieron modificaciones como las adaptaciones de coolers (sistema de ventilación en puntos álgidos de funcionamiento), y que en primera instancia se enfocó el sistema para hacer trabajos en medicina, ingeniería civil y otros, ahora también apuntan a recrear figuras arqueológicas para impedir que las originales sufran algún deterioro mientras se las investiga.

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“Esto es solo el principio, de aquí en adelante se pueden crear otras impresoras de mayor tamaño y volumen”, vaticina Vera por la creación de esta máquina denominada Damauleos V1, que tiene las iniciales de quienes participaron en ese proyecto.

Danilo Lituma, docente de la Facultad de Ciencias Informáticas de la UTM, dijo que los jóvenes partieron de cero sin tener experiencia en armado y adaptaciones de impresoras en tercera dimensión.

“También hicimos circuitos impresos ecológicos, porque utilizando una broca podemos hacer el tallado de las pistas sin necesidad de utilizar químicos, luego cambiar el efector final por el extrusor, que permite fundir el filamento de la impresora 3D y nos quedó una máquina multifunción simplemente cambiando el efector final”, explicó Lituma.

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Agregó que a través del rector de la UTM, Vicente Véliz, se incluyó a otras facultades para efectuar prototipos de maquetas en trabajos en ingeniería civil, elementos para personas con impedimento visual y hasta réplicas de huesos para estudios de medicina.

Pero existe ya un primer nexo que busca despejar algunas dudas de la historia de Manabí. Está enfocado en el campo de la arqueología y ahí el puertorriqueño Juan José Ortiz, experto en esta rama, que labora en el área afín a estos estudios de la Facultad de Filosofía, cree que con este trabajo investigativo el propósito busca dos elementos fundamentales.

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El primero, generar réplicas que no afecten a las originales; y el segundo, a través de esta impresión examinar a profundidad el original, de una manera detallada. Así, por ejemplo, una de las intenciones es conocer huellas de uso, evidencia de daños y de condiciones de los hallazgos que se podrían ver más fáciles a través de estas reproducciones en 3D.

“Por ejemplo, al utilizar este tipo de tecnología si una pieza (arqueológica) es utilitaria, es decir, si tuvo un uso diario, o posiblemente es ceremonial en caso de instrumentos de roca, en líticos nosotros podemos determinar cómo se usaba un instrumento como cuchillos, perforado, raspador o como rallador, inclusive un guijarro, como nos ha sucedido que hemos descubierto que era percutor, es decir, un martillo”, relató Ortiz, arqueólogo que ha acompañado investigaciones de esta rama en Manabí. (I)

Más datos
Equipo

Autonomía
A la impresora de tercera dimensión se le dio autonomía a través del hardware necesario para hacerlo en una tarjeta RAM en una versión 1.4, basada en Arduino (compañía de hardware libre), con la interfaz necesaria para el control de los motores de paso y a través de una pantalla LCD que permite hacer todos los ajustes necesarios en el momento que la impresora entra en funcionamiento.

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