Orlando Pérez recalca que no ejerció como representante legal de El Telégrafo sino como subdirector en el 2011 y director en el 2012. También defiende varias decisiones de la compañía.

¿Seis de cada diez ejemplares de El Telégrafo se tiraban a la basura? Así dijo el gerente de Medios Públicos.
Es delicado hablar sobre alguien que no sabe del negocio. En todos los periódicos hay una devolución, En El Telégrafo, y eso no me correspondía a mí, la devolución se convierte en materia prima y se vende, eso no se tira a la basura.

¿Cómo se definía el tiraje o producción de ejemplares?
Para nosotros la política era que se imprimía lo que se podía vender, porque no estábamos en el plano comercial de imprimir para ver si los auspiciantes ponen la publicidad, no estábamos bajo ese criterio, porque no éramos un medio mercantil.

Publicidad

¿Cuál era el principal negocio de El Telégrafo, imprimir libros o el periódico?
Era la impresión de revistas, libros del Ministerio de Educación, el periódico, además de folletos, trípticos.

La impresión de textos era lo que más ingresos daba.
Sí, claro. A veces teníamos que atarnos a la impresión de libros..., eso nos garantizó los ingresos de la empresa.

¿Cambió el giro de negocio?
Hubo un tiempo que arrastramos una secuela de una administración que no había cumplido los objetivos y nos plantearon no solo reducir personal, sino ahorro de energía, materia prima (...). El año 2015 y 2016 ya pasamos el déficit, porque se hicieron inversiones y el negocio comenzó a dar rendimientos, eso es lo que el señor Michelena no sabe. (I)