En la noche del 6 de septiembre de 2015, Juliette Kanyala se despertó con el crujido de vehículos pesados que rodaban sobre la tierra roja y se detuvieron frente a su casa en Perkoa, en la nación de Burkina Faso, en el oeste de África.

Para la mayoría de los 5.000 habitantes de Perkoa, el ruido de un camión pasando por entre las casas de adobe, los graneros y los campos de maíz indicaba problemas: a menudo, un visitante de la multimillonaria mina de zinc que domina la zona.

Kanyala, de 37 años y con dos meses de embarazo, se puso de pie y caminó hasta la puerta esquivando a sus cuatro hijos que dormían. En su camino, despertó a perros y pollos apostados en rincones tranquilos.

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Era la policía, que buscaba a su marido, Bali Xavier Bado. Hijo del jefe del pueblo y presidente de una asociación local de jóvenes, Bado había participado en las principales protestas en la mina, propiedad de Nantou Mining S.A., una subsidiaria del gigante suizo de materias primas Glencore PLC.

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Bado, un ingeniero asistente en la mina, ubicada a unos 80 kilómetros de la capital Ouagadougou, había ayudado a liderar a los hombres, mujeres y niños de Perkoa en una marcha a la mina para protestar contra la pobreza, los bajos salarios y los daños medioambientales. Habían bloqueado la entrada de la mina, deteniendo las operaciones.

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La protesta fue pacífica hasta las 04:00 del cuarto día, cuando la policía atacó y los aldeanos se dispersaron. Unos días más tarde, la policía realizaba visitas sin previo aviso.

Arrestaron a uno de los manifestantes en el mercado. Tomaron a otro en la escuela. Vinieron por el resto en la oscuridad de la noche.

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Bado huyó en su motocicleta sin decirle a su esposa a dónde iba. Era más seguro de esa manera, le dijo.

Las protestas no produjeron ningún cambio para los aldeanos decepcionados. Cuando la mina se abrió, parecía tener la promesa de una vida mejor para la gente de Perkoa. Pero eso no se materializó, como tampoco lo hicieron los ingresos impositivos que Burkina Faso había esperado.

Los detalles de los registros de Glencore filtrados a través de los Paradise Papers (Papeles del Paraíso) revelan una historia de contrastes. Mientras los pobladores luchaban contra el hambre, la pobreza y otras dificultades, las maquinaciones en la lejana Suiza, las Bermudas y otros paraísos fiscales movieron millones de dólares a la pequeña nación africana cuyo nombre significa "Tierra de hombres honestos".

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Los detalles se revelan en archivos, que contienen contratos de venta multimillonarios, decisiones de la junta directiva, presupuestos y correos electrónicos, del bufete de abogados Appleby, situado en Bermudas. Los archivos documentan su relación con la empresa matriz de la minera, Glencore, uno de los comerciantes de metales, petróleo y granos más grandes del mundo.

Documentos analizados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), el diario alemán Süddeutsche Zeitung y 94 medios de comunicación revelan cómo Glencore realizó pagos secretos, luchó contra países con problemas de liquidez en los tribunales y buscó reducir su pago de impuestos en naciones de todo el mundo.

Por otra parte, el ICIJ obtuvo una evaluación confidencial de la oficina fiscal de Burkina Faso que acusa a la filial de Glencore de abusar de las lagunas tributarias y de crear cobros ficticios través parte de compañías offshore para reducir las ganancias imponibles y evitar el pago de decenas de millones de dólares en impuestos a uno de los países más pobres del mundo.

'No la devuelvas vacía'

Cuando se descubrió el depósito de zinc en Perkoa en la década de 1980, el jefe del pueblo les dijo a los primeros propietarios de la mina: "Cuando pides prestada una olla a alguien para preparar la cena, no la devuelvas vacía". Esta expresión de Burkina Faso significa: "No nos olvides".

Casi dos décadas y una sucesión de compañías mineras más tarde, las relaciones comenzaron a deteriorarse en medio de altibajos económicos en la industria minera. Los precios del zinc se desplomaron un 70% en 2007, el año en que Nantou Mining tomó el control. Las operaciones de Nantou se suspendieron en 2008 hasta que los precios se recuperaron. Hoy la mina es el principal productor de zinc del país, enviando 720.000 toneladas anuales de concentrado, un fino polvo gris, a Canadá, España y otros lugares. El zinc se usa en su mayoría como un recubrimiento anticorrosivo.

La gerencia insiste en que la mina nunca se recuperó completamente de la recesión, y las tensiones con los trabajadores se dispararon antes del enfrentamiento en 2015. Tres años antes, un subcontratista de Nantou había despidido a 338 trabajadores luego de una huelga de tres días. El subcontratista dijo que los contratos de los empleados habían terminado. Los obreros dijeron que fueron echados por buscar salarios más altos y mejores condiciones de salud y seguridad.

"Es como la esclavitud en miniatura", le dijo al ICIJ un empleado actual que pidió permanecer en el anonimato. "Lo que duele es cuando leo la cantidad de zinc que Perkoa produce. Y luego veo cómo vivimos y trabajamos. No tiene ningún sentido ".

Glencore le dijo al ICIJ que su inversión respaldaba la construcción, producción y operaciones de la mina. Los salarios y beneficios de los trabajadores están "entre los mejores en toda la industria minera de Burkina Faso".

"Rechazamos totalmente la afirmación de que los trabajadores de Nantou Mining fueron sometidos a 'condiciones de esclavitud'", agregó.

Los aldeanos se quejaron de la "pauperización creciente" y la contaminación ambiental de Perkoa.

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Los árboles frutales cerca del perímetro de la mina, contaron los aldeanos, habían sido envenenados por químicos y estaban muriendo. Incluso los árboles que se mantuvieron sanos, agregaron, estaban fuera del alcance de quienes solían recoger la fruta. La mina también había destruido los campos de alimentos y oleaginosas más fértiles de la aldea, dijeron.

Cuando Nantou construyó nuevas viviendas para los aldeanos desalojados por la expansión de la mina, ignoró las costumbres de la comunidad y el tamaño de las familias, se quejaron los aldeanos. Como resultado, ellos construyeron otras casas con sus propios y escasos recursos. Las viviendas de la mina yacen en gran parte vacías y abandonadas, con puertas rotas y escombros abarrotando las entradas.

Además, los aldeanos acusan a Nantou Mining de complicidad en la mala gestión de una fundación privada creada para distribuir fondos de desarrollo social. Las quejas se intensificaron en mayo de 2015, centrándose en la directora de la fundación, la esposa de un exministro de Relaciones Exteriores de Burkina Faso. Los residentes de Perkoa dijeron que la fundación había hecho poco para ayudar a una de las regiones más pobres de la nación empobrecida, donde uno de cada tres niños tiene retraso en el crecimiento.

Los aldeanos dijeron que el apoyo de Nantou y de la fundación a la comunidad no está a la altura de lo que se necesita y de lo que se prometió. La fundación, en la que Nantou pagó parte de sus contribuciones al desarrollo social y comunitario, rechazó las críticas.

Nantou ha recibido premios por el desarrollo comunitario, le dijo Glencore al ICIJ, y sus contribuciones a las comunidades locales de la región incluyen la construcción de puentes, carreteras, instalaciones de saneamiento y centros de capacitación y juventud.

Sin embargo, Nantou ha reconocido en otras partes que no ha podido financiar el tipo de progreso que buscan los pobladores de Perkoa. "Dadas las dificultades que enfrentamos, la compañía no puede emprender, en el corto plazo, nuevos compromisos que tendrían un impacto financiero", escribió el director general de Nantou al jefe del pueblo de Perkoa en agosto de 2015, después de la protesta que llevó a Bado a abandonar la ciudad.

"El precio del zinc es bastante bajo, y nuestros ingresos están disminuyendo constantemente, en contra de nuestros gastos", escribió el director general en la carta, obtenida por el ICIJ y el periódico Le Reporter, de Burkina Faso. La compañía "está en deuda con sus proveedores y prestadores de servicios por la falta de efectivo disponible", escribió.

Meses antes, el CEO de Glencore, Ivan Glasenberg, les había contado a los accionistas una historia diferente. "Hay un crecimiento de la demanda" de zinc, dijo Glasenberg en mayo de 2015. "Creemos que el zinc se está moviendo hacia un déficit", añadió, y pronosticó que la demanda elevaría los precios.

La previsión resultó precisa. A fines de 2016, el zinc valía más de lo que había valido en cuatro años.

'Dos tipos de justicia'

La policía que vino por Bado abandonó la búsqueda unos días después, y Bado regresó a casa. Pero la policía arrestó a otros manifestantes que, además de 10 empleados de Nantou, incluía a granjeros, profesores y guardias de seguridad. Fueron condenados a libertad condicional por protestas ilegales.

Bado finalmente regresó a trabajar en la planta de mecánica de la mina, con un salario de 77 centavos por hora. En una semana, fue despedido por su participación en la protesta. "Hay dos tipos de justicia en Burkina Faso", dijo Bado. "La justicia del estado y la justicia de la mina".

Después de las protestas en Nantou y en otras compañías, el Parlamento de Burkina Faso convocó a un comité para investigar el sector minero. Su informe de septiembre de 2016 estimó que siete compañías mineras, incluida Nantou, habían evitado juntas un pago al país de $ 36,7 millones mediante el uso de una técnica de contabilidad que reducía los ingresos gravables. El comité destacó a Nantou como la única mina en la que se reportó una lesión atribuible a la falta de ropa de seguridad. También señaló que la compañía había pagado menos de $ 250.000 de los $ 7 millones adeudados al fondo de rehabilitación ambiental de Burkina Faso. En respuesta a las preguntas, Glencore le dijo al ICIJ que había dejado de lado la "provisión completa" para la rehabilitación.

"Fuimos víctimas, en cierto modo, de nuestra propia ingenuidad e inexperiencia frente a estas empresas que tienen mucha experiencia", dijo Ousseni Tamboura, el jefe del comité parlamentario, al ICIJ desde su oficina.

Las compañías han prosperado, señaló, pero no los ciudadanos de Burkina Faso.

Reteniendo impuestos

Cuando Bado recibió su indemnización por despido, se sacaron $ 70,84 de los $ 669 que se le debían para pagar directamente los impuestos sobre su salario.

Cumplir con los impuestos no es tan sencillo para su antiguo empleador, Nantou.

Incorporado en Burkina Faso, Nantou es propiedad de una cadena de cinco compañías offshore incorporadas en Bermuda, los Emiratos Árabes Unidos, Suiza y la isla de Jersey, según un diagrama marcado como "privado y confidencial" que Glencore compartió con sus abogados offshore de Appleby.

Antes de que vendiera la mina a una empresa canadiense en marzo de 2017, Glencore era la dueña mayoritaria de Nantou a través de Merope Holdings Ltd., una filial suya domiciliada en Bermuda, en la que los empleados de Appleby aparecen como directores suplentes.

Merope no tiene empleados ni una oficina propia. A pesar de poseer una de las mayores minas de zinc de África occidental, al menos en papel, su estado financiero de 2011 contenía solo 1.065 caracteres, un poco más de siete tweets.

Los registros internos de Appleby muestran que Glencore gastó más en "honorarios del gobierno; mensajeros, etc." para Merope durante un año que Nantou en el pago de Bado. Appleby, que trabaja para Glencore en la mina de zinc de Burkina Faso, facturó hasta $ 730 por hora, según los registros de facturación interna, es decir, casi 950 veces lo que Bado ganaba por hora como ingeniero asistente en la mina Perkoa.

Una auditoría confidencial del gobierno de Burkina Faso sobre Glencore, obtenida por el ICIJ, revela el papel central de las compañías offshore en las operaciones de Glencore en Burkina Faso, así como una serie de deducciones fiscales implementadas por el gigante de la minería.

La auditoría realizada por la agencia fiscal de Burkina Faso, que abarca de 2013 a 2015, encontró que la compañía había reclamado deducciones fiscales a las que no tenía derecho.

"Al reconocer la libertad de gestión", escribió el inspector fiscal Jean Yameogo, Burkina Faso se reservó el derecho de no estar de acuerdo con las políticas de gestión "capaces de dañar los derechos del tesoro público". El 26 de octubre de 2016, Yameogo emitió una factura tributaria de Nantou por $ 29 millones, incluidas sanciones.

Nantou había establecido transacciones con miembros de la familia corporativa de Glencore para escapar del pago de impuestos en Burkina Faso, encontró la oficina de impuestos. También descubrió que Nantou vendió un concentrado de zinc menos valioso a Glencore International en Suiza, en lugar de producir zinc puro en Burkina Faso. Como resultado, Burkina Faso podría haber perdido la oportunidad de gravar el producto final más valioso, una queja común de los funcionarios tributarios de los países ricos en minerales de África.

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Nantou también había pedido prestado dinero libre de impuestos a Glencore en Suiza, creando pagos de intereses deducibles para reducir los ingresos gravables de la compañía, encontró la oficina de impuestos. Esta institución dijo que Nantou había evitado los impuestos sobre los pagos a los proveedores.

Nantou incluyó cargos "ficticios" en sus cuentas, según la oficina de impuestos, a través de una compañía de Glencore domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas llamada Pasley Universal Inc., que no proporcionó ningún servicio real. Mientras Nantou intentaba convencer a las autoridades fiscales de que Pasley realmente era una compañía operativa, Yameogo no estaba satisfecho, y reprendió a Nantou por no proporcionar pruebas de que se trataba de una empresa real.

Glencore le dijo al ICIJ que Burkina Faso ha reducido el monto adeudado de $ 29 millones a $ 1.5 millones y que Nantou "continúa cuestionando" el monto restante.

Glencore negó que Nantou hubiera incluido cargos "ficticios" a Pasley Universal Inc. Glencore brindó "soporte técnico, operativo y de gestión" a través de Pasley a Nantou, dijo Glencore.

Más allá de la auditoría fiscal de Burkina Faso, los documentos filtrados de Appleby plantean dudas sobre si Glencore utilizó las transacciones extraterritoriales para recortar sus impuestos en el país africano. Los archivos de Appleby revelan una serie de préstamos de Glencore para financiar la mina entre 2010 y 2014.

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En un correo electrónico, Glencore explicó que contribuyó con $ 30 millones a Nantou a través de dos compañías offshore en Bermuda. Como resultado, escribió Glencore, Nantou "ya está endeudado" con una de las compañías "bajo este préstamo", lo que le permitió a Nantou deducir $ 2.5 millones en pagos de intereses. Al mismo tiempo, Glencore escribió que los $ 30 millones "no eran reembolsables ... en ninguna circunstancia".

"Definitivamente parece que es probable que la estructura se haya construido para la evasión de impuestos", dijo Lauri Finér, un investigador de derecho tributario de la Universidad de Helsinki. Los múltiples préstamos, el posible interés pagado a la compañía en Bermuda, un paraíso fiscal y el uso de múltiples jurisdicciones secretas son todos indicadores de posible evasión fiscal, dijo Finér.

"Desde la perspectiva de todo el grupo, no es dinero real", dijo el especialista. "Se paga entre las empresas. Entonces es más, menos igual a cero para Glencore ".

Nantou Mining S.A. no pagó impuestos corporativos en 2014 o 2015, según un informe del gobierno de Burkina Faso.

Siempre equivocado

Después del despido de Bado, Kanyala dio a luz a su bebé, Idrisse, pero luego se enfermó con vómitos y episodios de vértigo. Ella pasó 28 días en un hospital. La familia vendió su motocicleta, un poco de tierra y algunos cerdos para cubrir los gastos médicos. Confiando en el empleo de Bado en la mina, la pareja había decidido no plantar sus campos a principios de 2015. Sin cosechas en el suelo, tendrían incluso menos para comer de lo habitual.

Bado ahora se gana la vida descendiendo a profundos pozos verticales para partir rocas en una mina de oro informal y luego rebotando en un autobús por África Occidental para vender el oro que puede.

En febrero del 2016, Bado se reunió con los abogados de Nantou para tratar de negociar un acuerdo de compensación por lo que, según él, fue un despido improcedente. Bado presionó por $ 4.298. La reunión terminó en un punto muerto, dejando a Bado con las manos vacías, sin más dinero para continuar su lucha.

"Cuando eres débil, tienes que negociar aunque tengas razón", dijo Bado. Kanyala estuvo de acuerdo: "El pobre siempre está equivocado". (I)

(Artículo realizado por Por Will Fitzgibbon. La traducción al español fue realizada por EL UNIVERSO para el resto de socios de ICIJ).