La oficina de Glencore en la sede central de Appleby en Bermuda no era muy llamativa.

Situada frente al baño de mujeres, la sala dedicada a una de los clientes offshore más importantes del despacho se componía por un archivero, una computadora, un teléfono, una máquina de fax y una chequera. Una vez, en 2009, se convirtió brevemente en un espacio para fiestas. “Es mi cumpleaños”, escribió el anfitrión. “El pastel está en el segundo piso, en la Sala Glencore”.

Pero, aún siendo modesta, dicha sala contenía una gran cantidad de secretos.

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Glencore es uno de los conglomerados de minería y agricultura más grandes del mundo. Ocupa el lugar número 16 en la lista Forbes Global 500 de las empresas más grandes a nivel internacional y el año pasado obtuvo ingresos por más de 170,000 millones de dólares. Es el operador de materias primas más grande del mundo: proveedor de zinc y cobalto, comerciante de trigo y de garbanzo, sus productos afectan prácticamente a cualquiera que haya manejado un automóvil, usado un teléfono inteligente o incluso comido una rebanada de pan.

Petroecuador le adjudicó a Glencore 2,1 millones de barriles de petróleo en una venta spot el pasado septiembre. La multinacional presentó una oferta igual al precio del Crudo WTI más un premio de $ 0,51 por barril.

Glencore ha recibido la atención de oficinas gubernamentales que por años han investigado, multado y criticado al gigante de las materias primas.

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Una nueva filtración de información financiera offshore que empieza en la Oficina Glencore pero va mucho más lejos ha tumbado la cortina y algunos de sus más grandes secretos quedan al descubierto para su escrutinio.

La información surgió de las oficinas del despacho de abogados offshore Appleby y el proveedor de servicios corporativos Estera, el cual operaba de manera conjunta bajo el nombre de Appleby hasta el 2016. Copias de más de 6.8 millones de archivos que documentan décadas de actividad dentro de la sede en Bermuda y otras oficinas fueron obtenidas por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y compartidas con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés), así como con 94 medios de comunicación asociados, entre ellos, EL UNIVERSO.

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Los documentos de Appleby muestran que Glencore desvió millones de dólares a través de las Bermudas y otros paraísos fiscales mientras eludía declaraciones de impuestos y litigios en Europa y el Caribe.

Es en el país más pobre del mundo —la República Democrática del Congo (RDC), donde Glencore adquirió intereses en una importante mina de cobre— donde la larga trayectoria de Glencore se revela en los documentos lo más detalladamente. A lo largo del tiempo, investigadores han intentado reconstruir la magnitud de la relación entre Glencore y Daniel Gertler, un empresario israelí con amigos en altas esferas de la RDC, quienes ayudaron a Glencore a negociar el acceso a la rebosante mina Katanga.

Las nuevas revelaciones, puestas al descubierto en más de mil páginas de documentos, presentan cómo Glencore prestó $ 45 millones a una compañía controlada por Gertler mientras este ayudaba a Glencore a cerrar el trato de la mina con autoridades congolesas.

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Los archivos filtrados proporcionan la prueba más detallada hasta el momento del cabildeo que realizan los gobiernos tras bastidores y de los flujos de capital que ayudaron a Katanga, mina en la que Glencore era accionista en ese momento, a adquirir licencias mineras. Al mismo tiempo, se plantean nuevas preguntas sobre cómo y por qué Katanga, posteriormente adquirida por Glencore, pagó un precio que los críticos han considerado menor a su valor real.

En respuesta a las preguntas realizadas por ICIJ, Glencore dijo que el precio de las licencias mineras reflejaba la cantidad acordada antes de que Gertler entrara a formar parte de las negociaciones y dijo que el préstamo a la compañía controlada por Gertler fue "realizado en términos" con las disposiciones estándares vigentes.

Glencore también dijo que, a excepción de tres, recientemente movió todas sus entidades comerciales de las Bermudas a Suiza o al Reino Unido.

La mina Katanga

A inicios de este siglo, la República Democrática del Congo era un lugar caótico. Una larga guerra civil terminó en 2003 y en 2006 se llevaron a cabo las primeras elecciones en 40 años. Bajo el liderazgo del presidente Joseph Kabila, la República Democrática del Congo estableció un comité para revisar los contratos mineros con compañías extranjeras. La revisión provocó el desconcierto de los consejos directivos en Europa, Asia y las Américas, incluyendo las oficinas de Katanga Mining Ltd.

La compañía minera con sede en Canadá poseía derechos sobre los valiosos depósitos de cobre en la República Democrática del Congo y Glencore, desde ese tiempo accionista de Katanga, tenía los ojos puestos en la mina con un entusiasmo cada vez mayor.

A principios de 2008, con la inminente revisión de los contratos de la RDC y con la inversión de cientos de millones de dólares en juego, Katanga y sus accionistas tuvieron que actuar.

Inicialmente, Katanga creía tener poco de qué preocuparse, de acuerdo a uno de los cientos de momentos capturados “en vivo” en las actas de reuniones en el archivo de clientes de Appleby. A pesar del "tono político" del comité de revisión establecido por el gobierno, en febrero de 2008 el presidente ejecutivo de Katanga le dijo al resto de los miembros del consejo directivo que era poco probable que el país quisiera tener una participación mayor en la empresa en virtud de la alianza estratégica (joint venture) existente.

Sin embargo, meses después, el organismo gubernamental encargado de negociar las concesiones mineras a inversionistas privados comenzó a insistir cambios en los programas de ejecución propuestos por Katanga. La compañía minera del gobierno congolés planteó una serie de contrapropuestas "bastante inaceptables", según acordó la junta directiva de Katanga en una reunión en junio de 2008.

Y entonces a la junta directiva se le ocurrió un plan.

"Dan Gertler, quien tenía un interés indirecto sustancial en la Compañía, debería recibir un mandato de la Junta para negociar con las autoridades de la RDC", acordó la junta directiva de Katanga en un almuerzo de trabajo el 23 de junio, celebrado en el hotel Hilton cercano al aeropuerto de Zúrich, Suiza. Entre los miembros de la junta de Katanga se encontraba el accionista y director de Glencore, Aristotelis Mistakidis.

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Gertler, un distribuidor israelí de diamantes y cobre que mantenía sus acciones en Katanga a través de un fideicomiso offshore, estaba bien conectado en la República Democrática del Congo. Era particularmente cercano a la mano derecha del presidente Kabila, Augustin Katumba Mwanke. Los abogados de Gertler le dijeron al Consorcio (ICIJ) que los dos hombres establecieron "un trato personal" sólo después de que Katumba se retirara del gobierno.

Conocido por muchos congoleños como "Dios Padre", Katumba también era conocido por ser el contacto ideal para quien buscara acceso a las enormes reservas de recursos naturales de la República Democrática del Congo.

A nivel internacional, la cercanía de Gertler con el régimen ha atraído el escrutinio público. En 2001, dos informes de las Naciones Unidas sobre la explotación de los recursos naturales en la República Democrática del Congo, incluidos “diamantes de conflicto" o piedras preciosas que se intercambian para financiar ejércitos enemigos, describieron la amistad de Gertler con Kabila e informaron que una de las compañías de Gertler recibió un monopolio minero de diamantes valuado en 600 millones de dólares por sólo 20 millones de dólares. Uno de los informes argumentaba que, como parte del negocio de los diamantes, Gertler acordó entregar armamento a las fuerzas armadas congoleñas durante la época en que los ejércitos nacionales en disputa, las milicias y los caudillos militares mataban y violaban indiscriminadamente, de acuerdo a los observadores de derechos humanos.

Años después, en 2013, un grupo de expertos dirigido por el exsecretario general de las Naciones Unidos Kofi Annan hizo referencia a las compañías de Gertler en un reporte acusándolas de adquirir activos mineros de la RDC por cerca de un sexto de su valor comercial.

Los abogados de Gertler dijeron a ICIJ que el empresario negó las acusaciones de los reportes de la ONU del 2001 y dijo no haber tenido oportunidad de réplica antes de su publicación. La ONU no lo ha mencionado desde el 2011, dijeron sus abogados. Respecto al reporte de 2013, los abogados de Gertler dijeron que las compañías del grupo empresarial tampoco tuvieron oportunidad de responder a las acusaciones, las cuales “rechazan categóricamente”.

“El señor Gertler es un empresario respetable que aporta la vasta mayoría de su riqueza y tiempo a los necesitados, así como a diversas comunidades, por un valor igual a grandes sumas de dinero”, dijeron sus abogados al Consorcio (ICIJ). “Sus transacciones de negocio se llevan a cabo de manera justa y honesta y en estricto apego a la ley”.

Optimismo, angustia y perseverancia

Poco después de aquel acuerdo en junio de 2008 en Zúrich sobre reclutar a Gertler, Katanga celebró buenas noticias. “Dan Gertler cumplió satisfactoriamente su mandato”, anunció a la junta directiva el director general saliente durante una teleconferencia el mes siguiente, de acuerdo a los archivos internos de Appleby. “Las reuniones de los pasados dos días fueron extremadamente productivas”.

Un nuevo Memorándum de Entendimiento solicitaba un pago adicional al gobierno por 10 millones de dólares en regalías futuras a cambio de un acuerdo, pero, a pesar de todo, la junta directiva de Katanga expresó su aprobación.

En octubre de 2008, Glencore nombró al gerente general Steven Isaacs como director ejecutivo interino de Katanga. Poco después, la compañía minera estatal de la RDC regresó con más exigencias, incluyendo “dineros adicionales” por un total de 585 millones de dólares en un bono por subscripción (signing bonus).

Para resolver ese “asunto de vital importancia”, la Junta decidió que cuatro ejecutivos de Katanga, incluidos Isaacs y Mistakidis, de nuevo “sostuvieran una conversación con Dan Gertler”.

Mientras los directivos se preocupaban por las solicitudes de más dinero por parte del gobierno, la compañía se encontraba corta de liquidez. Los registros muestran que estaba en la búsqueda de dinero de potenciales inversionistas para mantener a la compañía funcionando.

Y entonces llegó dinero caído del cielo.

Un préstamo oportuno

En febrero de 2009, Katanga notificó a la Bolsa de Valores de Toronto sobre un considerable préstamo millonario de Glencore y otros, incluyendo Lora Enterprises, una compañía en las Islas Vírgenes Británicas propiedad de un fideicomiso beneficiando a la familia Gertler. Los detalles proporcionados al respecto fueron pocos.

No fue sino hasta 2014 que Global Witness, la organización anticorrupción sin fines de lucro con sede en el Reino Unido, publicó documentos mostrando que Glencore había prestado el capital a la compañía de Gertler que a su vez había hecho el préstamo a Katanga. La compañía de Gertler y Glencore además adquirieron nuevas acciones en Katanga.

Ahora los documentos e intercambios descubiertos en los archivos de Appleby proveen mayor información sobre cómo el préstamo de Glencore a la compañía de Gertler mantuvo al ya bien posicionado israelí cercano a Glencore como un accionista dentro de Katanga, mientras Katanga terminaba los últimos meses de negociación con el gobierno de la RDC.

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Glencore tenía el derecho a exigir el reembolso del préstamo si la alianza estratégica que Gertler estaba ayudando a negociar con la RDC no se concretaba dentro de pocos meses. En otras palabras, el préstamo de 45 millones de dólares de Glencore a Gertler dependía de que las autoridades de la RDC aprobaran un acuerdo con Katanga.

“El préstamo a Lora refleja los términos apropiados negociados con base en condiciones equitativas”, respondieron los abogados de Gertler a ICIJ y sus socios, agregando que no es poco común que las transacciones mineras en África exijan al prestamista reclamar el reembolso del préstamo si la alianza estratégica fracasa. El préstamo Lora se amortizó completamente en 2010 y “ni Lora Enterprises ni el señor Gertler ni ninguna compañía o persona relacionada con ellos recibió los fondos del préstamo directamente”, dijeron los abogados.

“Glencore básicamente le otorgó un préstamo de 45 millones de dólares al señor Gertler bajo la condición de que pudiera cerrar un acuerdo crucial con las autoridades congolesas”, explicó Elisabeth Caesens, una experta en acuerdos mineros congoleños quien revisó los documentos filtrados.

“Al hacerlo, Glencore ignoró las muchas señales de alarma que debieron haber surgido por los antecedentes y vínculos del señor Gertler y se expuso al riesgo de incumplimiento de leyes anticorrupción”, dijo Caesans, quien asesora al Carter Center, la organización en defensa de los derechos humanos sin fines de lucro fundada por el expresidente estadounidense Jimmy Carter.

Durante una reunión anual de la compañía, el presidente de Glencore le dijo a socios de ICIJ que las comprobaciones de antecedentes de Gertler fueron “amplias y extensas”. Abogados de Gertler dijeron “de manera clara e inequívoca” que las acusaciones de que los préstamos fueran usados para realizar pagos corruptos eran “falsas y sin fundamento alguno… el señor Gertler enérgicamente las rechaza por completo”.

Katanga no recibió trato preferencial en su alianza estratégica como resultado del involucramiento de Gertler, aclararon sus abogados al Consorcio y sus medios asociados. Todas las negociaciones fueron realizadas de buena fe, dijeron los abogados.

Glencore nunca está alejado de titulares negativos. En años recientes, sus empleados han protestado por presuntas condiciones de trabajo peligrosas y bajos salarios en Canadá, Australia, Burkina Faso, Namibia y Colombia. Científicos australianos vincularon a la compañía minera con la contaminación del aire y la tierra que causó envenenamiento de plomo en niños. Después de acusaciones de evasión de impuestos en Zambia, el banco de desarrollo de la Unión Europea le suspendió préstamos en 2011 a la filial de la compañía con una mina de cobre en Zambia. En las Filipinas en 2012 y 2013 fuerzas paramilitares mataron a tres aldeanos en medio de protestas contra la mina de cobre y oro de Glencore y, en 2017 en Argentina, una corte suspendió temporalmente las operaciones mineras de cobre y oro de la compañía tras quejas por contaminación. En todos los casos, Glencore ha negado las presuntas irregularidades.

Miseria y supervivencia

Lejos de Suiza y lejos también de la estancia especial en las Bermudas, los congoleses que viven y trabajan cerca de las minas tienen su propia opinión sobre las operaciones de Glencore que les atañen directamente.

Leonie Kamanda, una supervisora del parque nacional en Kisenda, un pueblo cercano a las operaciones de cobre de Katanga Mining Ltd., ha atestiguado por años como la vegetación del parque se torna amarilla—resultado del escurrimiento mineral de las excavaciones de cobre y cobalto que operan dentro y alrededor del parque, considera. Kamanda trabaja dentro de una reserva protegida de caza en donde conviven hipopótamos, simios, búfalos y operaciones mineras controladas por diversas sociedades corporativas.

Las compañías mineras no respetan el medio ambiente, dijo Kamanda, y la deforestación es abundante. Glencore dice que sus políticas y prácticas ambientales cumplen y exceden los estándares de la industria a nivel internacional.

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A pesar de ser la región mineral más rica de la RDC, del 60 al 70% de los habitantes de la región que alberga las operaciones de Glencore viven en pobreza. Pasaron al menos diez años hasta que los pueblos cercanos a la mina tuvieron agua corriente, dijo Christian Sapu Kankonade, un activista de derechos humanos. “La población se encuentra a merced de sus propios medios para sobrevivir”.

Sapu Kankonade ha visto y oído en la televisión a los dueños de las minas cercanas. Mr. Glencore”, los llama.

“Nosotros somos los que estamos en el terreno”, reclama Daudet Kitwa Kalume, un abogado de derechos humanos en Kolwezi, la localidad más grande cercana a la alianza estratégica minera de Katanga. “Cuando visitas el pueblo, puedes prácticamente leer la miseria en la cara de la gente”.

La riqueza natural en esta parte de la RDC es abundante, dijo Patrick Mbombi, un maestro de secundaria que también coordina una asociación de desarrollo local sustentable. Debería ser un paraíso. (I)

(Este artículo fue realizado por Will Fitzgibbon, Oliver Zihlmann, Petra Blum, Edouard Perrin, Frederik Obermaier y Bastian Obermayer. La traducción al español fue realizada por Univision Noticias para el resto de socios de ICIJ).