Isabel Chango, de 22 años, aseguró que así como sus padres y abuelos le inculcaron la tradición de los ancestros de compartir alimentos y bebidas con los seres queridos que partieron al más allá, ella también lo hará cuando tenga hijos y nietos, porque quiere que esta costumbre se mantenga a pesar del paso de los años.

Dijo que llevan cuy, conejo, mote, papas, naranjas, plátanos y otros alimentos, así como bebidas para, reunidos alrededor de las tumbas de los seres queridos, compartir con todos los familiares que llegan no solo de Salasaca sino de residentes en la provincia de Galápagos, y en otros países.

En el interior del cementerio de Salasaca, el padre Pablo Pilco, párroco de Salasaca, ofició la misa desde las 11:00. Dijo que la iglesia universal celebra el día especial en el que se recuerda a los seres que partieron de este mundo a la eternidad. Resaltó, además, la cultura de la población de esta parroquia indígena.

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Añadió que el salasaca tiene arraigada la práctica de fe, en donde el culto a los muertos es parte de su vida y cotidianidad, lo que aseguró se respeta por parte de la iglesia católica, porque añadió que el evangelio hay que inculcarlo en donde vive el religioso, ya que no se puede desterrar esas prácticas ancestrales porque ayuda a que la gente tenga contacto con el más allá o con el mundo espiritual, como lo llaman los indígenas. (I)