Mientras en EE.UU. y Cuba intentaban volver a la normalidad, los territorios europeos de las Antillas recibían al presidente francés, Emmanuel Macron, así como al ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, y al rey de Holanda, Guillermo Alejandro, muy criticados por la falta de ayuda para enfrentar la catástrofe.

Cientos de personas en toda la isla de San Martín, dividida en dos territorios bajo Gobierno holandés y francés, intentaban reconstruir las vidas que tenían antes de Irma, pero la destrucción es muy grande. En algunas zonas hay desabastecimiento. La ayuda empezaba a llegar lento desde naciones europeas y organizaciones.

En tanto, más de 100 presos de alto riesgo escaparon cuando el huracán golpeó las islas Vírgenes Británicas.

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Aún restan dos meses y medio para que termine la actual temporada de huracanes del Atlántico. El Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. está siguiendo de cerca otro, José, que se desplaza por el Caribe y que se degradó a categoría 1. (I)