El helicóptero Super Puma surca la selva amazónica. Ha despegado del cuartel militar de Gualaquiza, en Morona Santiago, con destino al histórico destacamento de Tiwintza, en una ruta de 14 minutos sobre vegetación verde y espesa, vista desde lo alto como una plantación de brócoli y en la que es posible distinguir un camino que quiso trazarse en el conflicto bélico con el Perú, hace 22 años.

La aeronave aterriza sobre troncos, a las 16:35 del miércoles 6, ante 50 soldados felices de ser visitados. Son militares de Ecuador y de Perú y juntos trabajan en el desminado del 1 kilómetro cuadrado que quedó para nuestro país luego de la firma de la paz, cuando los garantes del cese al fuego determinaron área mayoritaria para la nación sureña. En Tiwintza, en astas de palo, flamean las banderas de ambas naciones, impensable en tiempos de guerra.

Los tenientes Saúl Alomoto, de Ecuador, y Henry Reátegui, de Perú, al frente de sus soldados, 23 por bando, saludan al teniente coronel Ignacio Fiallo, comandante ecuatoriano de la Unidad de Desminado, quien ha llegado para supervisión junto a periodistas de dos medios de comunicación, uno de ellos EL UNIVERSO, en la primera vez en 22 años que civiles pisan el histórico Tiwintza.

Publicidad

Allí, en zona inhóspita, yacen las ocho fosas en las que por poco tiempo estuvieron enterrados los cadáveres de igual número de combatientes y ahí está plasmada la soberana frase ‘Ni un paso atrás’, escrita con piedras, que inyectó patriotismo a cientos de soldados ecuatorianos que defendieron posiciones en Tiwintza y en los destacamentos Coangos, Soldado Monge, Cueva de los Tayos, entre otros. Allí, militares al mando del general Paco Moncayo debieron bajar la bandera tricolor, en acto de retiro de tropas, permitiendo que la diplomacia negocie la línea limítrofe.

Alomoto y Reátegui reportan novedades. De allí, el primero dirige la rutina de ejercicios que acatan soldados de ambos países: polichilenos, abdominales, flexiones, tijeretas... Entre los dos se turnan el mando diario y ello no desagrada a los soldados. Gonzalo Martínez, sargento segundo, nativo de Riobamba, alega que la mayoría se conoció en los cursos de desminado dictados en Ecuador y Perú.

Fue en el 2000 cuando empezó el retiro de explosivos en suelo ecuatoriano, según el comandante Fiallo, quien detalla que con Perú se trabaja desde el 2015 justo en el 1 kilómetro cuadrado de Tiwintza, que en Guayaquil sería el cuadrante de Malecón Simón Bolívar, Luque, Pedro Moncayo y Loja.

Publicidad

Ya ejercitados, los soldados ecuatorianos y peruanos rompen fila. Sin distingo de bandera un grupo avanza a un gimnasio de palos y tablas, otro va a la “piscina natural” que les ofrece el río Tiwintza. Y esta vez ninguno opta por jugar vóley.

Duermen por separado, eso sí. Cada país dispone de su carpa para el descanso de sus hombres. Ahí pueden ver televisión, como el choque Ecuador vs. Perú, el martes 5. “Hay como 5 segundos de diferencia (en la señal), nosotros ya habíamos visto el gol cuando ellos gritaron”, comenta un compatriota.

Publicidad

Por más inhóspito del terreno, rodeado de minas antipersonales, hay servicio de cable, internet y telefonía satelital. Disponen de generadores eléctricos, panel solar, bidones de agua, cilindros de gas. La cocina también une a los grupos. Si hoy el menú es ecuatoriano; mañana, peruano. El miércoles 6 de merienda hay pollo al jugo; de desayuno (jueves 7), seco de chancho y de almuerzo, ají de gallina (pollo).

Ecuatorianos y peruanos comparten la mesa, se sirven el rancho sobre tablones obtenidos de árboles talados al despejar terrenos y convertirlos en helipuerto, en la periferia de campos minados, el recurso para diezmar al enemigo en 1995. Hoy, 22 años después, los soldados de ambos países retiran los explosivos, en hermandad. (I)

Apuntes
Tiwintza

Cancillería
El 1 kilómetro cuadrado de Tiwintza consta en suelo peruano, por eso el acceso ecuatoriano depende de un acuerdo entre cancillerías.

Publicidad

Camino
El Tratado de Itamaraty estipuló abrir una carretera hacia Tiwintza, lo cual está pendiente.

Lea mañana
Desminado en Tiwintza, labor de sumo cuidado y ceñida a un protocolo específico.