Víctor Esmeraldas Conforme tiene 73 años y una familia de 15 personas. En la ventana de su vivienda de construcción mixta tiene un cartel del Miduvi, con fecha 28 de julio de 2016, que indica “uso restringido”, por el terremoto del 16 de abril de ese año. La casa está frente a la vía Jama-Pedernales, en la población de Tabuga, en el norte manabita.

Pero Víctor “cogió las fallas” o cuarteaduras y parte de su familia sigue viviendo allí. El resto duerme en una casa de madera prensada, llamada vivienda temporal donada por la fundación Techo. A un costado hay un área vacía, donde hay material pétreo.

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Este lo colocó una constructora, luego de la oferta estatal de construir una vivienda nueva. Y todo está igual que a mediados del 2016. “Vinieron, ofrecieron y no regresaron más, así estamos la mayoría”, dice Víctor, quien señala que solo tres familias poseen casa del Miduvi.

Laureano Vite, de 65 años, enfrenta una realidad similar. Él perdió su casa y solo comparte con su familia la pequeña casa de madera prensada, de dos ambientes, en la que no pueden ni derramar agua porque se “sopla” el material.

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La espera por viviendas de la reconstrucción estatal se replica casi en 60 familias de Tabuga. “Dejaron tirada una volquetada de material, tomaron fotos y no regresaron más”, afirma un miembro de la familia Puerta.

Ellos y miles de personas que perdieron sus casas en el terremoto y no han sido beneficiados con la ayuda estatal, ahora canalizarían ese pedido por la Misión Casa para Todos, que emprendió el régimen de Lenín Moreno.

Eso lo dice Katherine Viteri, coordinadora zonal 4 del Miduvi. Detalla que en el país se tuvo una base de edificación de 45.477 viviendas, 36 mil son para Manabí; de esa cifra, en esta provincia ya se han construido o están en proceso un poco más de 27 mil casas. Es decir, faltarían más de 8 mil. El Miduvi recoge información. (I)