Hace una década, Freddy Girón cristalizó su primer negocio: La Culata de Guayaquil, un espacio bohemio cultural donde se ofrecían bebidas en medio de recitales de trovadores. Estuvo abierto cinco años hasta que se prohibieron los bares en la zona de Córdova y Mendiburo. Ya con su esposa, Miriam Herrera, lo adaptaron a un local gastronómico, familiar, turístico y empresarial, bajo el nombre Picantería La Culata.