Juan Pablo G., un ecuatoriano de 35 años con nacionalidad estadounidense, que se consideraba a sí mismo el Pablo Escobar del contrabando de oro, y otros dos extrabajadores de una refinería de metales del área de Miami fueron acusados de importar más de $1.000 millones en oro extraído ilegalmente en Sudamérica, como parte de un plan de lavado de dinero entre 2013 y 2016, informaron fiscales estadounidenses.















