Si de números se trata, el 8 corresponde a la arquitectura del centro comercial Albán Borja, edificado en 1983 y que junto al Policentro suponen los dos primeros malls levantados en Guayaquil, ambos en los ochenta.

Aquel 8 dispone de siete puertas que conducen a 120 locales, 28 oficinas y un patio de comidas con forma triangular.

Es común desorientarse para visitantes no frecuentes, ya que los pasillos conducen a una misma circunferencia, en el ombligo del Albán Borja, donde está una vistosa carrocería de ferrocarril. Lourdes Moncayo, quien hace tres meses atiende una isla de venta de títeres y juegos didácticos, asegura que recorrió locales, memorizó nombres y que ahora puede orientar mejor a recién llegados.

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“Falta señalética. Ahí debería haber una flecha que indique dónde queda el patio de comidas”, sugiere.

En la Guayaquil que este mes conmemora 482 años del proceso fundacional, el Albán Borja pasa por un proceso de remodelación con miras a una necesaria modernidad, refiere Pedro Caicedo, administrador de este mall que solo dispone de una planta comercial y que a diferencia de otros establecimientos de su tipo no repunta su número de visitantes los fines de semana; más bien, estos se ausentan de forma drástica.

“Este es un centro comercial administrativo”, menciona Caicedo en referencia al flujo de visitantes, un promedio de 20.000 diarios que según él llegan de lunes a viernes; la mayoría, agrega, por servicios bancarios, judiciales y de tránsito, asimismo, por trámites con empresas que allí tienen oficina y por compra de víveres.

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Caicedo sostiene que la media de visitantes era de 15.000 al día, que aumentó con la llegada hace más de un año de la Unidad de Flagrancia de la Fiscalía y de la Oficina de Atención al Usuario de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM).

La ATM atiende en dos puntos del Albán Borja. Por la puerta 1, en lo referente a multas; por la 2, trámite ligados a retención de carros. Édgar Lupera, director de Gestión de Infracciones, sostiene que llega una media de 300 usuarios al día y alrededor de 8.000 al mes.

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Alexandra Zambrano recorre el Albán Borja luego de que en la ATM le indicaran que la multa que registra su esposo fue supuestamente impuesta por la Comisión de Tránsito del Ecuador. Dice que ser observadora le vale para no desorientarse en los pasillos, que su referencia son los bancos. “Si usted entra por la puerta 1, sale a la puerta 6; y si usted entra por la puerta 3, sale a la 4”, dice con simplicidad, sin complicación.

Amparo Hidalgo, vendedora de caramelos en la puerta 5, califica al mall como un laberinto, por los comentarios que hacen transeúntes sorprendidos al salir por una puerta equivocada.

En el Albán Borja, la Fiscalía recepta denuncias luego de que el remodelado Cuartel Modelo evidenciara cuarteaduras por causa del terremoto de abril del 2016. Alberto Panchana, abogado que ofrece sus servicios a familiares de detenidos y que suele pagar servicios en los bancos del mall, es parte de las 3.000 personas que al día convergen en el área que ocupa el Consejo de la Judicatura, que a los pocos días del potente remezón le abrió espacio a la Fiscalía para su Unidad de Flagrancia.

Los empleados judiciales y abogados demandan la variedad que ofrece el patio de comidas del Albán Borja. Alberto Ibáñez, dueño del local Trinchete, destaca que hay menú criollo y comida libanesa y mediterránea. Comenta que no puede haber locales con la misma especialidad gastronómica.

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Del mall, como otros dueños de negocios, destaca la seguridad. Menciona que no se escucha de sacapintas, que hay guardianía privada y respaldo de la Policía, que hay disponibilidad de parqueo, donde casi no se registran novedades.

En el Albán Borja hay 1.400 plazas de estacionamiento.

Ibáñez ve común alguna desorientación de visitantes por “los espacios lineales profundos” del centro comercial. Él más bien remarca que “hay que perderse para descubrir” el Albán Borja, un centro comercial de 34 años de operaciones que, a decir de un taxista, “se ve muertito, pero está vivo por dentro”.

A $ 400 mil ascienden las mejoras

Para el 27 de julio próximo está prevista la reinauguración del centro comercial Albán Borja, luego de cuatro meses de obras de mejoramiento a un costo de $ 400.000.

Cambio de luminarias a tipo led, renovación de tumbados, nuevo porcelanato en el piso, readecuación de baños, reconstrucción de aceras y bordillos, son parte de las tareas que empezaron a fines de marzo pasado.

El administrador Pedro Caicedo sostuvo que es la primera remodelación integral del centro comercial ubicado en el km 2,5 de la avenida Carlos Julio Arosemena.

Obreros trabajan en varios frentes, estos días en acabados de paredes, por lo que hay áreas restringidas con cintas. En el piso se han reparado cubiertas de ductos.

34 años
El centro comercial Albán Borja fue inaugurado en 1983, poco después del Policentro.

120 espacios comerciales
El número de locales en el Albán Borja corresponde a esa cifra. Además hay 28 oficinas. (I)