“Estamos, como institución, en guerra contra un enemigo sin cara”, dijo el fiscal general, Rodrigo Janot, en un duro discurso en defensa de la operación anticorrupción Lava Jato en un seminario en el Consejo Nacional del Ministerio Público en Brasilia la semana pasada.

En 2013, cuando el país enfrentaba protestas y descubría la punta del iceberg de la institucionalizada corrupción, Janot asumió la Fiscalía.

En cuatro años, ha emitido pedidos de prisión contra algunas de las personalidades más conocidas de Brasilia como el exdiputado conservador Eduardo Cunha y el exsenador Delcídio de Amaral.

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También pidió investigar a los exmandatarios Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff y no le tembló el pulso cuando, en mayo, ordenó prisión preventiva para un fiscal por supuesta obstrucción a la justicia.

“En estos momentos, el único camino seguro es seguir el cumplimiento irrestricto de la Constitución!, dijo entonces.

Janot sumó otro hito a su carrera, formalizando ante el Supremo Tribunal Federal una denuncia contra Temer por corrupción pasiva. (I).