Pegasus costó unos $ 80 millones, lo compró el Gobierno mexicano en 2011 a una empresa israelí; su uso se destina a investigar a criminales y terroristas, pero en el país sumido en la narcoviolencia que cobra más de 170 mil muertos y que en el gobierno de Enrique Peña Nieto se ha roto récords de asesinatos, con el polémico programa de espionaje también se vigiló a periodistas y activistas, así como a abogados de familiares de casos como los 43 desaparecidos de Ayotzinapa o el de 22 ejecuciones extrajudiciales, según una investigación publicada por The New York Times.