José, de 28 años, lleva en brazos a su segundo hijo de cuatro días de nacido cubierto con una sábana amarilla, para que no le afecte el polvo que se levanta en la avenida Casuarina, en el noroeste. Agarrada del brazo va su esposa, Mónica, de 24 años, quien avanza a paso lento pues aún se recupera de la cesárea a la que fue sometida.

Mientras caminan hacia su vivienda en la cooperativa Voluntad de Dios, del sector de Monte Sinaí, ella cuenta que su operación fue de urgencia. Un médico privado la había alertado de una pérdida del líquido amniótico con el posible riesgo de muerte del bebé. Acudió con el diagnóstico a un hospital público para que la atendieran de inmediato, pero le indicaron que regresara a casa y esperara a que tuviera 39 semanas.

Ante la emergencia la pareja decidió ir a una clínica particular, donde hace 4 años nació su primer hijo, y someterse ella a la cirugía que le costó 400 dólares. Hoy narran la experiencia con alivio al ver a su pequeño en buen estado.

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Un informe del 2015 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que desde 1985, los profesionales de la salud de todo el mundo han considerado que la tasa ideal de cesáreas debe oscilar entre el 10% y el 15%. Pero en Ecuador, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) difundida en el 2014, los partos por cesárea se incrementaron en un 60% en un promedio de ocho años.

En agosto pasado, la Comisión de la Salud de la Asamblea Nacional aprobó el informe para el primer debate del proyecto de Ley Orgánica para la atención humanizada del embarazo, parto y posparto que consta de 19 artículos.

Según el análisis de la comisión, este proyecto procura fijar parámetros encaminados a evitar el preocupante aumento de cesáreas innecesarias, priorizando una atención humanizada del parto seguro y respetado en el que se garanticen los derechos de las mujeres.

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En el art. 8 del texto por debatirse se establece que el parto por cesárea será excepcionalmente, cuando existan indicaciones médicas indispensables e ineludibles. Los médicos que se vean obligados a practicar este procedimiento deberán entregar un informe a la Autoridad Sanitaria Nacional.

En mayo pasado, la presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, al presentar esta propuesta mencionó cifras de cesáreas en el país, de 80% en el sector privado y de 42% en el sistema público.

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Estadísticas de la Coordinación Zonal 8 del Ministerio de Salud Pública señalan que en 2014 se practicaron 8.450 cesáreas; en el 2015, 9.557; y, en el 2016 (de enero a julio), 6.051.

José y Mónica están de acuerdo en que una cesárea se debe realizar cuando, como en su caso, existan riesgos, pero también opinan que debería haber más información y mejor atención a las embarazadas.

Katy, de 29 años, tiene una vivencia distinta. Sentada en el portal de su casa en la cooperativa Promesa de Dios, noroeste, con su tercera hija de tres meses en su regazo, cuenta que antes de ser intervenida en la maternidad Marianita de Jesús por cesárea recibió información durante el embarazo, enfermedades o el tipo de alimentación e incluso de los riesgos en la cirugía. “A ella (bebé) me la sacaron a las 35 semanas porque estaba perdiendo líquido y de una vez me ligué”, dice.

Agrega que sus dos primeros hijos, hoy de 11 y 9 años, nacieron mediante cesárea en la maternidad Enrique C. Sotomayor de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG), donde también recibió orientación antes y después de cada parto. Su primogénita estaba en el vientre sentada y el segundo había tragado líquido amniótico.

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“Una cesárea es cosa seria, es como tener un pie en la tumba”, comenta. Por eso dice que deben ser solo cuando sea necesario. “(...) Hay personas que pueden dar a luz normal, pero enseguida qué es lo más rápido, cesárea, cesárea”, expresa.

En varias clínicas privadas del noroeste, sur y centro de la ciudad los partos por cesárea cuestan entre $ 350 y $ 600. A este valor se suma la consulta que va de $ 15 a $ 25.

“Mi hija puede dar parto normal, pero ella quiere dar por cesárea, ¿hay algún problema?”, preguntó una mujer a la empleada de una clínica privada la semana pasada. La respuesta: “Tráigala nomás para que el médico la vea primero”.

En algunos laboratorios particulares también se puede contactar con quienes practican partos. “Aquí no hacemos eso, pero yo la veo y le puedo hacer el contacto (...), le puede costar $ 500”, dijo una doctora.

En el informe para primer debate se menciona que el enfoque del proyecto sobre la cesárea “es el no satanizarla, sino de reconocerla como un procedimiento quirúrgico que cuando es necesario salva vidas”.

Sergio Barrera, jefe del centro tocoquirúrgico del Hospital de la Mujer Alfredo G. Paulson de la JBG, dice que la cesárea es una cirugía mayor que implica un riesgo materno, como una eclampsia, y un riesgo fetal, como placenta previa. “La cesárea es como abrir el tórax, como hacer una cirugía cardiaca y nosotros en el hospital nos tomamos con mucha seriedad, por eso nuestros protocolos y guía son muy estrictos”, señala.

Añade que lamentablemente en el país y en Sudamérica se “ha vulgarizado” el tema de las cesáreas y “piensan que es algo muy común”.

Jorge Coronel, gineco osbtetra y director de la clínica maternidad Santa Ana, manifiesta que en los 38 años de experiencia procura que sus pacientes lleguen a un parto normal, pero hay ocasiones en que la cesárea es obligatoria para no afectar el estado del bebé.

Dice que cuando el médico tiene la experiencia suficiente la cesárea es una práctica que no implica riesgos.

Coronel opina que la Autoridad Sanitaria Nacional, a la que se presentará un informe de las cesáreas, si se aprueba el proyecto, debería estar dirigida por especialistas en obstetricia.(I)

El proyecto
Datos

Control
Según el proyecto, la Autoridad Sanitaria Nacional desarrollará un sistema de registro nacional de partos por cesáreas con el objetivo de llevar un control sobre el número de procedimientos de este tipo y la necesidad médica de realizarlos.

Riesgos
Entre los fines de esta ley que constan en el artículo 3 está el disminuir los riesgos de afectación de la salud materno-infantil, derivados de procesos de parto por cesárea innecesarios.

El proyecto dice
Art. 15, numeral 6

Se considera violencia obstétrica: practicar la cesárea cuando existan condiciones para el parto vaginal, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer o en caso contrario, limitarle el derecho a que se le practique una cesárea cuando el parto vaginal sea imposible o complicado, poniendo en riesgo la salud de la madre y la del bebé. La Autoridad Sanitaria Nacional aplicará sanciones.