La peor masacre dentro de un penal en la historia reciente de México fue resultado de una pelea con cuchillos y martillos que derivó en un baño de sangre y mostró una vez más el poder que los carteles de las drogas mantienen en las calles.

El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, dijo ayer que luego del motín y riña que dejó 49 muertos (inicialmente se anunció 52 fallecidos), las autoridades encontraron dentro de la cárcel de Topo Chico 60 martillos, 120 puntas de metal artesanales y 86 cuchillos, que fueron utilizados en el enfrentamiento entre quienes se cree son miembros de dos facciones del cartel de las drogas de Los Zetas.

Según el funcionario, al menos 40 “fallecieron por heridas de armas punzocortantes, golpes con martillos, palos”.

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Añadió que en la prisión, sobrepoblada, encontraron también marihuana, cocaína y pastillas psicotrópicas, además de memorias USB, dos pantallas y reproductores de mp3.

Se dice que Los Zetas y el cartel del Golfo son los que mandan en la prisión. “Piden cuotas y si los familiares no traen cierta cantidad (...), los golpean”, dijo la madre de un reo, acusado de actuar como vigilante de una banda criminal. (I)