Los líderes de la zona euro obligaron el lunes a Grecia a hacer importantes concesiones y quedar bajo supervisión externa, a cambio de un acuerdo para iniciar negociaciones para un nuevo rescate de 86.000 millones de euros que permitiría al endeudado país quedarse en el área monetaria.

Apenas horas después de que se llegó al acuerdo tras toda una noche de negociaciones, surgieron las dudas de que el primer ministro Alexis Tsipras pueda mantener unido a su Gobierno lo suficiente como para implementar cualquier tipo de rescate.

Las condiciones impuestas por los acreedores internacionales liderados por Alemania, en una cumbre de emergencia, obligan al primer ministro Alexis Tsipras a renunciar a su promesa de poner fin a la austeridad en Grecia y podrían fracturar su Gobierno de izquierda a causa de la indignación pública.

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"Claramente la Europa de la austeridad ha ganado", dijo el ministro de Reformas de Grecia, George Katrougalos.

"O aceptamos estas medidas draconianas o habrá una muerte repentina para nuestra economía porque los bancos continúan cerrados. De modo que es un acuerdo al que prácticamente estamos obligados", dijo a la radio de la cadena BBC.

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Si la cumbre hubiese fracasado, Grecia se habría encontrado al borde de un abismo económico, con sus bancos cerrados a punto de colapsar y ante la perspectiva de tener que imprimir una moneda paralela y, con el tiempo, salir de la unión monetaria europea.

"El acuerdo fue laborioso, pero se consiguió. No hay 'Grexit'", dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, después de 17 horas de negociaciones.

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El funcionario rechazó las sugerencias de que Tsipras había sido humillado al aceptar las actuales condiciones, pese a que la declaración emitida tras la cumbre insistió reiteradamente en que buena parte de las políticas públicas de Grecia deben ser acordadas primero con los financistas del rescate.

"En este compromiso, no hay ganadores ni perdedores", dijo Juncker. "No creo que el pueblo griego haya sido humillado, ni que los otros europeos hayan perdido el respeto. Se trata de un arreglo típico de Europa", sostuvo.

El propio Tsipras, elegido hace cinco meses para terminar con cinco años de asfixiante austeridad, insistió en que él y su equipo "libraron una dura batalla", pero tuvo que tomar decisiones difíciles.

Para conseguir que el acuerdo sea aprobado antes del plazo límite del miércoles, Tsipras tendrá que contar con los votos de los partidos opositores proeuropeos, abriendo una gran interrogante sobre el futuro de su Gobierno y dejando un margen para unas elecciones anticipadas.

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Rebeldes del partido gobernante Syriza y de su socio de coalición, el partido independentista griego, dijeron que no abdicarán de las promesas electorales que los llevaron al poder en enero.

Acuerdo con condiciones

Así, consiguió un acuerdo condicional para recibir posiblemente 86.000 millones de euros (unos 95.000 millones de dólares) en tres años, junto con la garantía de que los ministros de Finanzas de la zona euro podrían debatir en cuestión de horas una financiación puente para Grecia hasta que esté listo el rescate, que necesitará aprobaciones parlamentarias.

El acuerdo está sujeto a que Grecia se apegue a un estricto calendario en el que aprobará reformas impopulares sobre el impuesto al valor agregado (IVA), las pensiones, recortes de presupuesto casi automáticos si el Gobierno incumple sus metas fiscales, nuevas normas de bancarrota y una ley de banca de Europa que podría ser usada para que los grandes depositantes asuman las pérdidas.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que podría recomendar "con plena confianza" que el Bundestag autorice el comienzo de las negociaciones para conceder el préstamo a Atenas una vez que el Parlamento griego apruebe el programa entero y promulgue las primeras leyes.

El secretario general del partido conservador de Merkel dijo que la Cámara baja alemana posiblemente votará el viernes el acuerdo con Grecia.

Consultada sobre si las condiciones impuestas a Grecia no fueron similares al tratado de Versalles de 1919 que obligó a demoledoras reparaciones a una Alemania derrotada tras la Primera Guerra Mundial, Merkel dijo: "No voy a participar en comparaciones históricas, sobre todo cuando no las hice yo". (I)