Esa hiperactividad que demuestra el movimiento permanente de las manos mientras habla, esa forma tan descomplicada y espontánea de expresarse y la pasión que refleja su mirada cuando los temas de conversación se vinculan al arte, describen un poco la personalidad de Andrés Muñoz, guayaquileño de 38 años, arriesgado, decidido y de espíritu aventurero que reside en el sector.