Primero fue considerada por el presidente Rafael Correa como un “error estratégico”, un organismo “burocratizado” y que incorporó desde su inicio a todos los países sudamericanos (doce), incluidos aquellos que, según dijo sin identificarlos, “no quieren ninguna integración”.

Pese a ello, Ecuador se sumó a la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), un organismo regional creado en el 2008 con el objetivo de construir “de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus pueblos”. Es lo que especifica su tratado constitutivo, firmado en el 2011 por todos los países y con el cual cobró vida jurídica.

En el 2008, Correa dijo que fue persuadido por los entonces presidentes Luis Inácio Lula da Silva (Brasil) y Hugo Chávez (Venezuela) para suscribir el acta bajo la condición de que la normativa se pueda modificar después con el reglamento (quería cambiar el sistema de consensos y había cuestionado la estructura de integración). Hasta ahora se mantiene igual.

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La postura crítica bajó de tono cuando al país asumió la presidencia temporal (2009) y tras el bombardeo del 2008 en Angostura de parte del gobierno colombiano. La Unasur tuvo un papel clave en la desactivación de las tensiones generadas por la incursión militar, señala la investigadora colombiana Sandra Borda, de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales, en la publicación Desafíos y oportunidades de la Unasur (2012). El país presentó en esa instancia sus quejas contra su vecino y se defendió de las acusaciones de una supuesta relación con las FARC.

Meses después la integración regional era proclamada como un objetivo estratégico del Estado y el país ratificó el compromiso de fortalecer un espacio de coordinación para conseguirla. ¿Logró la Unasur ese objetivo?

Para el excanciller Mauricio Gándara, América del Sur está dividida por razones ideológicas y económicas. Y eso se refleja en la serie de organismos subregionales existentes en torno a los intereses de cada país: la ALBA, que agrupa a gobiernos que se consideran de izquierda; la CAN (Ecuador ha manifestado su intención de salir), el Mercosur (que en su momento quiso integrar), la Aladi (de libre comercio regional) o la Alianza del Pacífico (Ecuador no es parte).

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“Esto hace muy difícil que haya una voz de Sudamérica”, dice Gándara, y un reflejo de ello es la actuación de Unasur ante Venezuela, afectada por una crisis interna y cuyo gobierno es cuestionado por la represión en las calles, que desde el año pasado ha dejado 44 muertos.

A raíz de las movilizaciones de febrero del 2014, el organismo designó, por pedido del gobierno venezolano, una comisión de cancilleres para que acompañe un diálogo político. Para Gándara, eso sirvió para ayudar al presidente Nicolás Maduro, aplacar a la oposición y encarcelar entonces a Leopoldo López y ahora al alcalde Antonio Ledezma.

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Esta semana, ante el asesinato por parte de un policía del joven Kliverth Roa, de 14 años, la Secretaría General lamentó en un comunicado “la muerte del estudiante” y reiteró su disposición para encontrar salidas “democráticas y pacíficas”.

El excanciller José Ayala Lasso cuestiona que tanto la OEA como la Unasur tengan una actitud tibia ante la crisis de Venezuela, y que esos pronunciamientos estén sujetos a ideologías. “Los gobiernos que ideológicamente coinciden con Venezuela se niegan a censurar la actitud del presidente Maduro, de modo que se ponen los valores democráticos en un segundo plano, y en primero la coincidencia ideológica. Eso no es el camino adecuado para afianzar la democracia”, indica.

En su investigación, Borda ve como complejidad el proceso de toma de decisiones que, según el artículo 12 del Tratado, está determinado por el principio de unanimidad, el respeto a la soberanía nacional, la no injerencia y la autodeterminación, lo que hace difícil los consensos en medio de la diversidad ideológica y política de la región. Y añade: “...su capacidad de generar decisiones vinculantes que produzcan cambios radicales en el comportamiento de los estados miembros es débil”.

Correa insistió en diciembre pasado, en la inauguración de la sede de Unasur en Quito, cuyo costo de $ 43,5 millones fue financiado por el Estado ecuatoriano, en un sistema en el que las decisiones importantes sean aprobadas por mayoría cualificada. Criticó la existencia de veto porque no permite avanzar.

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Para Simón Pachano, profesor investigador de Flacso, cambiar el esquema de consenso al de mayoría permitiría un manejo más ágil, pero no necesariamente más eficiente porque nadie asegura que las decisiones vayan a ser aceptadas por los países.

Pachano asegura que la OEA, ALBA, Celac, Unasur, CAN atraviesan momentos difíciles. Y una de las razones es la diversidad de criterios de los gobiernos frente a los organismos internacionales y a la realidad de América Latina. Se suman los procesos internos de los países y la pérdida de legitimidad de algunos de estos organismos.

“Más bien uno de los problemas que tiene Unasur es que no se define hacia qué lado va”, dice Pachano. Y también cita el caso de Venezuela, que prácticamente no puede ser tocado por Unasur ni por OEA por las posiciones diametralmente opuestas.

Para Ayala, la formación de una política regional latinoamericana podría lograrse si los países se pusieran de acuerdo en ese objetivo. Eso, por ejemplo, se cumple en el campo de la seguridad, pero no en el político.

El problema pasa en parte por la forma de integración que establece como máxima instancia al Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno; seguido del Consejo de Cancilleres, del de Delegados y la Secretaría General. Con esto, según Borda, su funcionamiento es el resultado de compromisos menos estatales y más personalistas. (I)

El organismo
Las medidas

Cláusula Democrática
Desde marzo del 2014 entró en vigencia la llamada Cláusula Democrática de la Unasur, que incluye un protocolo a aplicarse ante los países en caso de que se intente desestabilizar a un régimen democráticamente constituido. Entre las medidas están el cierre de fronteras, promover ante terceros países o bloques regionales la suspensión de derechos o beneficios del Estado afectado, adopción de sanciones políticas y diplomáticas, entre otras.

El Banco del Sur
La creación del Banco del Sur, la creación de un sistema de reservas internacionales común para América Latina y la adopción de una moneda única son tres medidas impulsada por Ecuador ante Unasur que no han terminado de despegar. El Banco, constituido en el 2007 y que buscaba financiar proyectos de integración, solo existe en papel.