Aún no cumplía 15 años y el cuerpo de Valeria ya había experimentado un aborto inducido por su madre, una violación por parte de un familiar, el nacimiento temprano de un bebé y un trabajo forzado en el que vendía su cuerpo por $ 9, en la provincia de El Oro. Su vida cambió a finales del 2011, cuando conoció a Kevin, de 19 años, a la salida de su escuela en su natal Naranjal, Guayas. En un par de semanas y con promesas de ‘mejor vida y amor eterno’, el joven logró que ella dejara su casa y se fuera con él.