Casas de caña levantadas sobre lodazales, casetas que servían como baños públicos de las familias y un puente para cruzar un brazo del estero Duarte (hoy calle Andrés Marín) son los recuerdos que tienen de los inicios del barrio Garay sus habitantes más antiguos.

“Antes todo esto era lodo, tierra; había hasta burros en las calles y había pocas casas. De a poco se fue poblando porque esto estaba sobre el estero”, cuenta Dolores Sarmiento de Pazmiño, de 65 años, conocida como Lolita por los vecinos y quien en su adolescencia fue reina del sector.

En octubre de 1938, el jefe del Cuerpo de Bomberos de la época, coronel Asisclo Garay, fundó el primer barrio suburbano de Guayaquil, que dejó de ser San José y pasó a llevar su nombre en agradecimiento, según el libro Guía Histórica de Guayaquil, de Julio Estrada Ycaza.

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El texto indica que Garay, quien en ese año se desempeñaba como concejal de Guayaquil, se encargó de colocar el relleno en la calle y desde entonces comenzaron las mejoras para aquella zona.

Este populoso sector, ubicado entre las calles Asisclo Garay –de 10 de Agosto, Alcedo y Pedro Pablo Gómez, de este a oeste– y Babahoyo –Andrés Marín, Aguirre a Huancavilca, hasta la 12, de sur a norte–, aún conserva viviendas de estructura mixta (madera y cemento).

La mayoría de sus habitantes se dedica al comercio. En algunas casas es común que funcionen comedores o puestos de comida y en todo el sector predomina la labor de mecánicos y locales de venta de repuestos para automóviles, como ocurre en la calle Ayacucho.

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Quienes viven hace más de 30 años en este vecindario se conocen, son amigos. Acostumbran a conversar en los portales o zaguanes de sus viviendas.

Martha Llerena, de 66 años, mantiene este hábito con sus hermanas. Por las noches, cuando el calor es más fuerte salen con un banco de madera y sillas plásticas para conversar.

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A ellas se suma María Paredes, Marujita, amiga de la familia e inquilina, desde hace 42 años, de la casa ubicada en Ismael Pérez Pazmiño y Colón.

“El barrio es tranquilo y ha cambiado bastante. Fue Assad Bucaram, cuando era alcalde, quien pavimentó todo lo que es ahora el sector”, cuenta.

El barrio Garay también es sinónimo de progreso para habitantes como Saúl Aucay, oriundo de Cuenca, quien se asentó hace 35 años, abrió su propia despensa y formó su familia.

Aunque la competencia ha crecido, la despensa Nereyda, que lleva el nombre de una de sus hijas, se diferencia a las demás, sostiene, por trabajar todos los días de la semana. “La única vez que cerramos es en carnaval, de ahí abrimos hasta para Año Nuevo y atendemos desde las 05:00 hasta tarde”, añade Aucay, de 60 años.

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En las calles, donde un gran número de chamberos duerme y revuelve las fundas de basura acumuladas por la noche en las esquinas, también han ocurrido hechos impactantes.

Así recuerda Gladys Varela (69) la noche del 2 de abril del 2000, cuando restos de la turbina del carguero 747-200 Jumbo de la compañía Atlas Air, cayó en medio del patio de la casa rentera, en la que ahora habita. “Yo decía miren una bola de fuego, pero no me creían porque soy bromista, todos corrimos cuando escuchamos el estruendo”, relata.

Las tradiciones de antaño no se han perdido. Los juegos como el palo ensebado, ensacados, bingos, rifas, desfiles y bailes populares perduran en sus calles. El encargado de mantenerlas es Xavier Zurita, coordinador del comité Pro Mejoras del barrio Garay. Con la ayuda de vecinos y organizaciones ofrece agasajos por los días de la Madre, del Niño y en Navidad.

El barrio tiene 150 manzanas, entre ellas 30 clubes deportivos, panaderías, peluquerías, clínicas, moteles, colegios, cibers, bazares, el mercado Oeste, iglesias, lavadoras de carros, gimnasios, imprentas y más.

Comida criolla
Elvia Figueroa Girón es la artífice de uno de los platos emblemáticos de la comida típica en el sector: el caldo de cabeza de bagre. Hace aproximadamente 35 años, en la esquina de Colón e Ismael Pérez Pazmiño, comenzó su negocio con un quiosco. Su fama creció por su sazón y ahora tiene un local propio en el que atiende a su clientela que viene de todas partes de la ciudad. También ofrece estofado de bagre.

Seguridad
Los moradores piden que se cree una nueva UPC, que cuente con más policías y que atienda las 24 horas en el sector.