“Cuando llovía era trágico, había que correr a buscar plásticos para tapar todo. Era un bullicio, todo un relajo; los carros que siempre pitaban, una vez me arrancaron los aretes”, rememora Olinda Medina, en el local 1309 de Papelería Pamela, ubicada en el mercado de las Cuatro Manzanas, en el centro de la ciudad.