Su celular, un Nokia antiguo, suena y él lo escucha pese al bullicio del mercado. “Si le están vendiendo compre nomás porque ahorita estoy trabajando y no puedo salir”, contesta Édison Cedeño Bayona. Cuelga y continúa fileteando una libra de picudo blanco para despachar a uno de los cinco clientes que esperan en hilera.