Mediodía de sol en Samborondón. De pronto, se escucha música alegre y la voz de un animador que vocea como en una feria de pueblo: “¡Llegó, llegó el dulcero! ¡Llegó el rosquete, los caracoles, los suspiros, las cocadas, las elenitas, las galletitas a 10 centavos! Señora no deje sufrir a su niño, dele 10 centavos para que compre las delicias para alegrar el día, para saborear la vida...”. Es cuando los niños golosos rodean el triciclo del dulcero Carlos Vargas, más conocido como El Chepero o Chepita, quien ha llegado con una vitrina repleta de dulces.