Juan Cornejo tiene alas. Cuando pilota su bote por ríos o esteros, vuela a ras de agua. El motor de su bote ruge como fiera y la proa se corona de estelas y espuma. Es un deportista voraz, siempre quiere ganar. En octubre del año pasado, lo vi triunfar derrochando adrenalina en el Estero Salado.