El Gobierno alemán revisará la validez de su acuerdo de protección forestal con Ecuador después de que el presidente de ese país, Rafael Correa, decidiese poner fin a la iniciativa para no explotar el petróleo de la reserva del Yasuní a cambio de ayuda internacional.

El portavoz del Ministerio de Cooperación alemán Sebastian Lesch explicó hoy a Efe que el Ejecutivo germano tendrá que estudiar la concreción de la decisión ecuatoriana, anunciada el pasado jueves, y sus efectos sobre el acuerdo bilateral por el que Berlín se sumaba, con ciertas condiciones, al proyecto Yasuní-ITT.

Lesch, que puso en duda la fiabilidad de Ecuador tras este cambio de postura, señaló asimismo que no es cierto que el mundo le haya "fallado" a Ecuador al no respaldar económicamente su propuesta de no explotar el subsuelo del Yasuní a cambio de 3.500 millones de dólares.

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A su juicio, la responsabilidad exclusiva del fracaso de este proyecto medioambiental de carácter pionero es de Correa.

El portavoz agregó que los Gobiernos de Alemania y Ecuador se mantienen en estrecha comunicación en torno a esta cuestión, pese a reconocer que Berlín no fue informado con anterioridad de la decisión ecuatoriana de cancelar el proyecto Yasuní.

El acuerdo podría quedar en la práctica completamente anulado, modificarse o aplicarse parcialmente en la zona que no va a ser explotada para la obtención de petróleo, abundó el portavoz.

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La decisión final sobre la ayuda alemana a Ecuador tardará meses en cerrarse y se acordará a nivel técnico.

Alemania comprometió el pasado octubre 34,5 millones de euros para la preservación medioambiental de la reserva de la biosfera del Yasuní y para la mejora de las condiciones de vida de las comunidades indígenas que residen en ella.

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Correa lanzó el proyecto Yasuní-ITT en 2007 con el objetivo de que la comunidad internacional sufragase un fondo para que Ecuador preservase la reserva del Yasuní y no explotase sus yacimientos.

El parque, creado en 1979 y declarado Reserva Mundial de la Biósfera diez años más tarde, abarca 982.000 hectáreas de la cuenca del alto Napo y Ecuador pide una contribución internacional de al menos 3.500 millones de dólares para no extraer el petróleo y evitar la emisión de 410 millones de toneladas de dióxido de carbono.