Las autoridades de Egipto dieron ayer por concluidos los esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis política que atraviesa el país y pidieron a los islamistas que abandonen ‘rápidamente’ las acampadas que mantienen en El Cairo.

Tras más de una semana de intensas gestiones de enviados internacionales, la Presidencia egipcia culpó del fracaso de dicha mediación a los Hermanos Musulmanes, grupo al que perteneció hasta que asumió el poder, el 30 de junio del 2012, el presidente Mohamed Morsi, derrocado por un golpe de Estado el pasado 3 de julio.

Los enviados de EE.UU. y la Unión Europea, así como los jefes de la diplomacia de Emiratos Árabes Unidos y Catar se entrevistaron con las autoridades egipcias y con  islamistas.

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Las autoridades agradecieron esta mediación, aunque el presidente interino egipcio, Adli Mansur, criticó las declaraciones  del senador John McCain, que viajó a Egipto por encargo del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Mansur calificó de “injerencia inaceptable” que McCain aludiera a la destitución de Morsi como un ‘golpe’ y urgiera a la liberación de los presos políticos.

El primer ministro, Hazem el Beblaui, aseguró que no habrá “marcha atrás” en la decisión de disolver las acampadas, a cuyos responsables acusó de incitar a la violencia.

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También advirtió de que el uso de armas por cualquier persona que no pertenezca a la Policía se encontrará con “la más severa fuerza”, y reiteró que no se perseguirá a “quienes no tengan las manos manchadas de sangre”.