Se trataba de ganar, a toda costa, información sobre las carreras armamentista, espacial y tecnológica. Y, para eso, los bloques occidental-capitalista, liderado por EE.UU., y oriental-comunista, comandado por la antes Unión Soviética, utilizaron el espionaje como su mejor arma. Fue una característica de la guerra fría, en el siglo XX, pero con el tiempo pasó del escándalo a la cotidianidad.