Eran las 09:15 y el principal exponente de la Primera Cumbre para un Periodismo Responsable (Cupre), el presidente Rafael Correa, aún no llegaba al Parque Histórico.

Nadie daba la orden de empezar el evento organizado por el régimen. Todos esperaban el arribo del economista.

Los alumnos de la Universidad Nacional de Chimborazo que habían llegado en un bus de la entidad desde Riobamba aún hacían fila para entrar al sitio del evento, mientras algunos asambleístas del partido de Gobierno, como Bairon Valle y Octavio Villacreses, pasaban rápido a las primeras filas del salón para 1.300 personas.

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“Ya no hay dónde entrar”, decían los miembros de la Presidencia a los periodistas que querían acceder a ese sector. Solo pasaban los que trabajan para los medios públicos “porque ellos tienen un stand justo allí, solo por eso”.

Entonces se pedía pasar a la ‘sala de prensa’ montada en un salón contiguo, desde donde solo se veía a los asistentes a través de una pantalla, cuya señal se cortaba a cada rato.

Con veinte minutos de retraso arribó el presidente a la cumbre y toda la logística se movió al tono de las sabatinas. Sonó la música Patria que siempre se escucha antes de su llegada a cualquier escenario, su seguridad rigurosa y él sonriente y saludando.

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Pidió disculpas por el retraso. No había podido salir a tiempo del aeropuerto de Quito por problemas climáticos.

Antes de empezar el discurso en el que repitió las críticas que hace a la prensa cada sábado pidió que apagaran los grandes ventiladores que se habían instalado para que el público lo escuchara bien.

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“La información ya no es una mercancía, sino un derecho”, decía Correa cuando los aparatos se volvieron a encender. Y otra vez pidió que los apagaran. Los folletos sobre la cumbre servían de abanicos a los estudiantes de periodismo y demás asistentes.

El tema de la denominada ‘conferencia magistral’ de Correa era ‘Información como derecho y medios como poder’, pero él se enfocó más en repetir su criterio sobre los medios privados.

Su discurso duró una hora y 15 minutos. Luego contestó algunas preguntas y acudió a una entrevista con un medio público. A su salida, las sillas iban quedando vacías; ministros y asambleístas se tomaban fotos con los asistentes, bebían café o visitaban los stands de las entidades estatales, aunque no todos estaban listos ayer, como el de la Secretaría de Comunicación, que durante esta semana solicitó espacios en medios privados para promocionar la cumbre del Gobierno sobre periodismo responsable.